En su informe: El tiempo de trabajo y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada en el mundo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) examina los efectos que tienen las horas de trabajo y los horarios de trabajo, sobre el rendimiento de las empresas y en el equilibrio entre la vida privada de las personas y el trabajo.
Durante la crisis sanitaria se aplicaron reducciones a la jornada laboral, las organizaciones fueron más flexibles con el tiempo y forma de trabajo, sentando las bases para una mejor y más saludable vida. Estas medidas también beneficiaron a las empresas al incrementar su productividad, y la salud de los trabajadores, por ello la OIT recomienda mantener estas medidas.
Señala que las medidas adoptadas durante la crisis sanitaria dieron resultados positivos para las empresas al mejorar su productividad. Demostrando que si se restringen las flexibilidades en cómo, dónde y cuándo trabajan, se generan costos substanciales, como una mayor rotación del personal.
La jornada laboral estándar en el mundo es de 8 horas diarias, y 40 horas por semana, norma adoptada en el Convenio 1919 de la OIT. Sin embargo, señala que más de un tercio de los empleados globales (35.4%) aún trabaja más de 48 horas por semana y el 20.3% no llega a las 35.
Asia y el Pacífico es la región donde el 46.7% de los trabajadores regularmente laboran más de 48 horas a la semana. África tiene la segunda proporción más alta de trabajadores con largas jornadas laborales (27.2%). Europa es la región con la menor proporción.
Desde una perspectiva sectorial, a nivel mundial, los sectores con más horas semanales en 2019 fueron el comercio con 49.1 horas, transporte y comunicaciones con 48.2 horas, y fabricación con 47.6 horas.
El informe realiza una comparación del número promedio de horas de trabajo por semana entre los trabajadores en empleo informal y formal, encontrando que existe una convergencia hacia poco más de 44 horas de trabajo semanales en ambos sectores a nivel global. En la mayoría de las regiones, con excepción de Asia Oriental y los Estados Árabes, los trabajadores en empleo informal laboran menos en promedio que sus contrapartes en el empleo formal.
Indica que la flexibilidad de horarios genera un desequilibrio por género en el mundo laboral, ya que las mujeres tienden más a reducir su jornada que los hombres.
Un equilibrio razonable entre el trabajo y la vida tiene efectos positivos significativos en la salud psicológica y física de los empleados. De acuerdo con el informe, un análisis empírico basado en datos del Estudio Nacional de la Fuerza Laboral Cambiante de los Estados Unidos encontró que las políticas de equilibrio entre el trabajo y la vida reducen los niveles de estrés.
Con horarios flexibles, los empleados tienen más control sobre sus horarios de trabajo, lo que les permite acomodar sus compromisos no laborales con su trabajo. Propiciando un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. El informe, pone de ejemplo un estudio sobre el impacto de las políticas favorables a la familia en enfermeras de Nebraska, Estados Unidos, concluyendo que el horario flexible permitió un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal debido a que las enfermeras estaban capacitadas para controlar mejor su horario de trabajo.
La semana laboral estándar (8 horas diarias, cinco o seis días a la semana) brinda estabilidad a los trabajadores en la planificación de sus vidas, sin embargo, la inflexibilidad en los horarios no permite que dediquen tiempo a las demandas de la familia como y cuando sea necesario.
Según el informe, el indicador de equilibrio respalda los hallazgos de investigaciones anteriores de que el exceso de trabajo es dañino para el equilibrio trabajo – vida. Aunado a que conlleva afectaciones importantes en la salud física y mental de los trabajadores.
El documento emite las siguiente conclusiones y recomendaciones:
- Las leyes y reglamentaciones de la jornada laboral sobre el número máximo de horas de trabajo diarias y los períodos de descanso reglamentarios contribuyen a la salud y bienestar de una sociedad a largo plazo, por lo que no deben ponerse en peligro.
- Una jornada de trabajo más larga se asocia (por lo general) a una productividad inferior, mientras que un horario más reducido está relacionado con una mayor productividad.
- Los países deben aprovechar las experiencias adquiridas con la reducción y la flexibilidad de las horas de trabajo durante la crisis de COVID-19. Incluyendo las modalidades a tiempo parcial con las mayores prestaciones posibles, no sólo a fin de mantener el empleo sino también para sostener el poder adquisitivo y crear la posibilidad de amortizar los efectos de las crisis económicas.
- Se requiere generar política pública que promueva reducciones de las horas de trabajo en numerosos países a fin de promover un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida privada y mejorar la productividad.
- El teletrabajo contribuye a mantener el empleo y crea un nuevo espacio para la autonomía del empleado. Sin embargo, esta y otras formas de modalidades flexibles de trabajo deben ser reguladas para contener sus posibles efectos negativos, a través de políticas como la que con frecuencia se llama un “derecho a desconectarse” del trabajo.
De acuerdo con un estudio de ManpowerGroup bienestar laboral, horario flexible y más días de descanso es lo que buscan los trabajadores para este 2023. El 45% busca tener horario flexible, mientras que el 36 por ciento espera más días de descanso, al igual que los días de vacaciones puedan seguirse extendiendo.
Para el año 2023, en el panorama laboral mexicano se espera un incremento en mayores políticas para la prevención del agotamiento, construir resiliencia y aumentar la salud mental. Factores que, indica el estudio, harían cambiar de empleo al 49% de trabajadores de no satisfacerse.
Fuente:
https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_864996/lang–es/index.htm
Artículo extraído de: https://www.tlcasociados.com.mx
Escrito por: redacción tlcasociados.com.mx
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