El teletrabajo es sólo una opción transitoria para las personas que trabajan en el sector público, a diferencia de lo observado en otras economías de la región que ya han reconocido esta figura como alternativa laboral permanente. En México la burocracia no fue parte de la reforma del home office.
El teletrabajo es una modalidad de empleo que se aceleró con la pandemia, pero en el caso de México, los servidores públicos se beneficiaron sólo temporalmente de esta tendencia. “En nuestro país aún es incipiente la discusión acerca de la flexibilidad en modalidades laborales dentro del sector público”, advierte el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.
De acuerdo con el último dato disponible del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el sector público en México se emplean un poco más de 5 millones de personas, población trabajadora que no fue contemplada en la reforma que incorporó el home office en la legislación laboral de principios de 2021.
En contraste, economías de la región como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Ecuador, Colombia, Argentina y Costa Rica cuentan con regulaciones y programas específicos para promover el trabajo remoto en el sector público.
“Es necesario retomar lo aprendido respecto de la productividad, el valor público y la flexibilidad en los trabajos desarrollados en el sector público, considerando la naturaleza de cada trabajo, las necesidades de empleados, empleadores y, por supuesto, de la ciudadanía así como considerar recomendaciones y cuerpos legales que se han desarrollado en diversos países del mundo pero, sobre todo, de la región”, señala Carla Angélica Gómez Macfarland, autora del estudio Teletrabajo en el sector público del IBD.
La investigación destaca que, durante la pandemia, casi todas las dependencias públicas emitieron lineamientos para la implementación del trabajo a distancia, lo que representa una experiencia en el uso de nuevas tecnologías y la ejecución de funciones fuera de la oficina. “Las lecciones aprendidas de dicha experiencia son sumamente valiosas para instrumentar el teletrabajo en el sector púbico como una modalidad laboral de donde se obtengan ventajas para partes involucradas”.
Sin embargo, en México la modalidad fue una medida laboral transitoria, pero no permanente, en contraste con gobiernos de otros países que decidieron darle continuidad al trabajo remoto en el sector público e incluso legislaron en la materia. Hasta el momento se ha presentado solamente una propuesta de reforma en este sentido en el Congreso mexicano, pero ésta está congelada.
“Se encontró que si bien en México se ha legislado en torno al teletrabajo en el sector privado, no se ha hecho lo mismo respecto al sector público (al menos a nivel federal), y que sólo hay en comisiones, pendiente de estudio, una iniciativa de la Senadora Alejandra Noemí Reynoso para reformar la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado”, indica Gómez Macfarland.
Recomendaciones para el teletrabajo en gobierno
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la pandemia contribuyó a visibilizar un nuevo balance entre el trabajo remoto y el presencial.
En este sentido, la agrupación recomienda cinco acciones para la implementación del teletrabajo en las oficinas de gobierno:
- Aprendizajes durante la pandemia: analizar cómo se comportó la productividad durante el home office, la adaptación a nuevas herramientas digitales, el bienestar de los servidores públicos en el modelo laboral y el nivel de confianza.
- Proyección a mediano plazo: identificar la visión del servicio público dentro de cinco años y considerar impactos potenciales en el mediano plazo de decisiones tomadas en la actualidad.
- Diseñar un nuevo balance: definir una política de trabajo remoto, detectar los trabajadores y funciones susceptibles de realizarse desde casa, acordar el tiempo que deben pasar los empleados en la oficina para no perder la cultura organizacional y articular claramente el comportamiento esperado de empleados y supervisores trabajando remotamente.
- Compromiso y codiseño: en diversos casos, los sindicatos del sector público serán socios necesarios en la planeación e implementación de una política de trabajo remoto. Esto ofrecen una oportunidad para comprometerse en un diálogo social constructivo para una visión de futuro sobre lugar de trabajo del servicio público.
- Programa piloto e indicadores: hacer experimentos de teletrabajo, definir indicadores de desempeño y asegurar la retroalimentación como resultado de un monitoreo del rendimiento.
“Lo más importante es reconocer que existen elementos que se aprendieron en la pandemia en cuanto a teletrabajo en sector público y confirmar que el servicio civil en dicho sector se transformará a lo largo del tiempo. Por lo que es necesario proponer un equilibrio entre las distintas modalidades laborales en oficinas del sector público, para lo que se requiere diseñar un protocolo, normas, lineamientos u otras herramientas”, señala la especialista en la investigación del IBD.
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Gerardo Hernández
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Ilustración: TukTukDesign / PIXABAY