El síndrome de burnout puede tener consecuencias muy graves, como la depresión y ansiedad, motivos de la gran mayoría de las bajas laborales.
El síndrome de burnout es un estado de agotamiento físico, emocional y mental que está vinculado con el ámbito laboral, el estrés causado por el trabajo y el estilo de vida del empleado.
Puede tener consecuencias muy graves, como la depresión y ansiedad, motivos de la gran mayoría de las bajas laborales.
Suele aparecer en las personas que han elegido su oficio de manera vocacional (es muy frecuente entre profesionales sanitarios, profesores y trabajadores sociales).
Aunque al principio las manifestaciones y el malestar sólo se extienden a la vida laboral, finalmente también llegan a alcanzar, en casi todas las situaciones, la vida social y familiar del trabajador afectado.
Fue descrito por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger en trabajadores de los servicios sociales del Bronx, en Nueva York. Manel Fernández, profesor en la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) y coach de empresa especialista en bienestar en el trabajo, hace hincapié en que el síndrome no es exclusivo de los trabajadores que desempeñan su labor de cara al público: “En el origen, parecía que las profesiones en contacto con personas podían ser ser las que provocan más burnout, pero hoy sabemos que está más relacionado con aspectos organizativos y con la capacidad de dar respuesta a los problemas que se plantean en el trabajo”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el burnout como enfermedad, que está incluida en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11).
El principal detonante del síndrome de burnout es el entorno laboral y las condiciones de trabajo.
El empleado que está expuesto de manera continua a, entre otros, altos niveles de estrés, carga de trabajo excesiva, poca autonomía, malas relaciones en el trabajo y ausencia de apoyo en su entorno, falta de formación para desempeñar las tareas, etc., puede llegar a padecer un estrés crónico que acabe provocando el burnout. Por ese motivo, el vínculo entre el estrés y el burnout es muy fuerte.
La principal diferencia entre burnout y estrés, según Iván Fernández Suárez, profesor del Máster en Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), “es que el estrés no siempre es negativo; en muchas ocasiones nos permite ser más efectivos, reaccionar mejor, rendir más…”. En cambio, el síndrome de estar quemado, que es “un desajuste continuado entre las demandas y capacidades físicas y mentales del organismo”, siempre es negativo.
Los principales síntomas:
- Sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia.
- Baja autoestima.
- Poca realización personal.
- Estado permanente de nerviosismo.
- Dificultad para concentrarse.
- Comportamientos agresivos.
- Dolor de cabeza.
- Taquicardia.
- Insomnio.
- Bajo rendimiento.
- Absentismo laboral.
- Aburrimiento.
- Impaciencia e irritabilidad.
- Comunicación deficiente.
Los trabajadores que trabajan en profesiones vocacionales, como medicina o enfermería, tienen más riesgo de padecer el síndrome de burnout.
La prevención del síndrome del trabajador quemado debe comenzar en la empresa del empleado. La primera medida que hay que tomar es evaluar las situaciones que generan el estrés y la ansiedad en el trabajador y tomar las decisiones y las medidas adecuadas para intentar reducirlo.
El síndrome puede dividirse en dos tipos:
- Burnout activo: El empleado mantiene una conducta asertiva. Se relaciona con elementos externos a la profesión.
- Burnout pasivo: Suele tener sentimientos de apatía y se relaciona con factores internos psicosociales.
Para poder diagnosticar el síndrome, los especialistas tienen que conocer los síntomas de la patología y realizar una entrevista clínica con el empleado que les permita averiguar si existe la sospecha de padecer la enfermedad.
El tratamiento psicológico de los afectados debe centrarse en los siguientes aspectos:
- Psicoeducación y autonococimiento. Conocer el burnout y los factores que lo originan, así como las circunstancias que están detrás de cada caso particular.
- Aprender a afrontar el estrés. Mediante técnicas de relajación y respiración, así como con terapia psicológica congitivo-conductual.
- Ajustar las expectativas a la realidad.
- Mejorar la autoestima.
- Trabajar la resiliencia y la asertividad.
- Hábitos saludables. Una alimentación sana, abandonar el tabaco, el alcohol y otras drogas y la práctica regular de ejercicio físico son fundamentales para afrontar el estrés y contribuyen a la salud mental.
En los casos en los que el afectado padezca depresión y ansiedad, deberá someterse al tratamiento farmacológico que le prescriba el médico.
El síndrome de burnout se caracteriza porque es un proceso que va creciendo de manera progresiva si no se toman medidas para impedirlo.
KJ
Artículo extraído de: https://www.capitalmexico.com.mx
Escrito por: redacción capitalmexico.com.mx
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Ilustración: Mohamed Hassan / PIXABAY