La presidenta electa Claudia Sheinbaum ha expresado que se retomará la reforma constitucional de jornada laboral, pero será un proyecto que se construirá con consenso.
La discusión de la reforma de jornada laboral quedó en pausa en la última legislatura, pero con la renovación del Congreso de la Unión y el cambio de gobierno, retorna la expectativa –especialmente entre la fuerza laboral- sobre una reducción del tiempo de trabajo, sobre todo en un contexto donde el partido en el poder y sus aliados tienen una sobrerrepresentación en ambas cámaras legislativas.
En la legislatura pasada, la reforma constitucional fue dictaminada y aprobada en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, pero su discusión no llegó al pleno. La propuesta plantea establecer dos días de descanso (actualmente es uno) por cada cinco días laborados (la legislación permite seis) por semana. Este cambio se traduciría en términos prácticos en una reducción de 48 a 40 horas en el límite legal de tiempo de trabajo semanal.
La reforma comenzó con una oposición del sector empresarial; sin embargo, luego de los foros de parlamento abierto, la propuesta parece haber superado el debate en torno a la viabilidad de avanzar o no. A decir del diputado Manuel Baldenebro Arredondo, expresidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara Baja, la próxima fase de discusión debe ser en torno a la construcción de un régimen de transición que permita implementar la reducción de horas laborales.
Antes de finalizar la legislatura pasada, la Junta de Coordinación Política (Jucopo) instruyó a la Comisión de Trabajo para recopilar las propuestas tanto de sindicatos como del sector empresarial para construir un régimen de transición. De acuerdo con Baldenebro Arredondo, aunque los planteamientos fueron compartidos, aún no se cuenta con puntos concretos que permitan construir la transición para la implementación gradual y flexible de los cambios.
¿Qué tanto futuro tiene la reforma de jornada laboral en el siguiente sexenio? La presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo no ha cerrado la puerta a su aprobación, pero sí ha puntualizado que la reducción debe avanzar con consenso.
“El tema de las 40 horas lo vamos a seguir trabajando, es importante que se siga avanzando en la medida de lo posible, así como fue el aumento al salario mínimo, que también nos va a tocar generar el consenso con los empresarios (…) en la medida de lo posible se trata de seguir trabajando en consenso con las representaciones de los trabajadores y el sector empresarial, pero seguir avanzando en los derechos de los trabajadores”, dijo en una conferencia de prensa.
Uno de los motivos que impidió el avance de la reforma constitucional, es que la propuesta dictaminada carece de un régimen de transición; es decir, no tiene reglas que permitan una implementación paulatina o diferenciada, sino que prevé una entrada en vigor inmediata.
Aunque el Congreso de la Unión retomó sesiones a inicios de septiembre, la discusión oficial no se ha reactivado, en buena medida porque las reformas constitucionales planteadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador han sido priorizadas en el debate.
Mientras tanto, la demanda de la base trabajadora por reactivar la discusión se mantiene. El 1 de septiembre se reportaron movilizaciones en diversas ciudades para exigir la aprobación de la también denominada reforma de las 40 horas.
La OCDE pide no posponerl
Desde los foros de parlamento abierto de la Cámara de Diputados, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) pidió a los legisladores no usar la flexibilidad y la gradualidad como un pretexto para posponer la reforma.
“La gradualidad y la flexibilidad no se pueden convertir en pretextos para posponer una reforma (de la jornada laboral) que ya debió haber tenido un avance hace mucho tiempo”, afirmó Mario López Roldán, director del centro de la OCDE en México para América Latina, durante su participación en la discusión.
En una entrevista con El Economista, el representante del organismo aseguró que la reducción de la jornada laboral en México es un asunto humano y económico. Por un lado, representa la oportunidad de mejorar la calidad de vida de los trabajadores, y por otro, está en juego un posible incremento de la productividad.
En el último año, las personas en México destinaron en promedio 2,207 horas al trabajo, y con ello, se mantuvo a la cabeza como la economía de la OCDE con más tiempo dedicado a las actividades laborales.
¿Qué dice la experiencia internacional?
Lo que ha pasado en otros países muestra que una reducción de jornada laboral es posible, pero no es sencilla y tampoco es algo que pueda ocurrir de la noche a la mañana. En el caso de Chile, si bien su Código de Trabajo fue modificado en 2023 para reconocer una jornada de trabajo de 40 horas semanales, el proyecto original fue planteado desde el 2017 e incluyó una transición de cuatro años, misma que comenzó en 2024.
En Colombia, otra economía latinoamericana que redujo si tiempo de trabajo, se siguió una ruta similar. En 2021 se aprobó la reducción de la jornada laboral, pero fue hasta el 2023 cuando inició su transición, la cual concluirá en 2026.
Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su recomendación 116, vigente desde hace poco más de 60 años, sugiere las siguientes claves para reducir la jornada laboral (idealmente a 40 horas):
- Debe ser progresiva y sin reducir sueldo.
- Se puede realizar por vía legislativa, reglamentaria o por contrato.
- El proceso debe considerar las circunstancias de cada país y de cada sector, esto incluye el nivel de desarrollo de la nación, los progresos obtenidos con la implementación de tecnología y la necesidad de elevar el nivel de vida de la población.
- El principio de progresividad puede aplicarse en el tiempo, por rama o sector, o cualquier otra fórmula más apropiada a las condiciones del país.
- Dar prioridad a las industrias o actividades con un esfuerzo físico o mental especial o con riesgo para la salud de las personas trabajadoras.
- La autoridad de cada país debe determinar en qué circunstancias y dentro de qué límites podrán autorizarse excepciones a la duración normal del trabajo.
Pero incluso los experimentos que ha realizado la organización 4 Day Week sobre la jornada laboral de cuatro días muestran que una disminución del tiempo de trabajo es un proceso que también requiere de adecuaciones organizacionales, como la optimización de juntas, y esfuerzos de los trabajadores, por ejemplo, enfocarse mejor y evitar distracciones.
Además, otra lección importante sobre la experiencia internacional es la participación activa del gobierno. En el caso de República Dominicana, su ministerio de trabajo echó a andar una prueba piloto para experimentar una jornada de 36 horas por semana, aunque el país no tiene un plan oficial para establecer este nuevo límite legal, la autoridad busca confirmar que un esquema más corto trae beneficios para las empresas y los colaboradores.
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Gerardo Hernández
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Ilustración: luis_molinero Freepik