Trabajar, hacer las compras, cocinar y planear la semana son algunos de los quehaceres que nos abruman constantemente. 

Si a eso le sumamos el desgaste por mantener estables las relaciones personales, así como las atenciones a la familia y la búsqueda de espacios libres para disfrutar tiempo personal, es muy probable que estemos manejando un alto nivel de estrés.