Los principios de una delegación exitosa de responsabilidades y tareas incluyen la comunicación clara del resultado deseado, la identificación de los retos a sortear, la disponibilidad de recursos, la cercanía con la operación de la tarea y el tiempo disponible.
Por mucho que te esmeres y seas eficaz en tu trabajo, es crucial reconocer que siempre habrá un límite en tu capacidad de ejecución y gestión. La idea de que debes solucionar todo en solitario para obtener resultados perfectos es una trampa egocéntrica que únicamente genera estrés y disminuye la productividad. ¿Cómo rompemos ese ciclo vicioso?
La respuesta está en la delegación efectiva, una habilidad que muchos presumen dominar, pero que pocos realmente perfeccionan.
Delegar es mucho más que transferir cargas y desentenderse. Consiste en hallar el equilibrio entre permitir que el equipo utilice sus habilidades al máximo y proporcionar el soporte necesario para que el trabajo se realice de forma eficiente. En este proceso, el líder juega un papel crucial, brindando apoyo, orientación y asumiendo la responsabilidad del resultado final.
La delegación no se trata de liberar tiempo. En esencia, es un voto de confianza hacia el equipo, un proceso técnico que fomenta el desarrollo de habilidades críticas y una acción contundente para crear y nutrir una cultura de crecimiento y alto rendimiento.
El problema que veo es que solemos subestimar todos estos beneficios. Muchos líderes están tan seguros de su habilidad para delegar, que creen que no hay margen para mejorar; otros, en cambio, simplemente no delegan debido a la desconfianza en las habilidades de su equipo y el exceso de control. Ambos escenarios sólo perpetúan un ciclo vicioso de ineficiencias y tabúes que se podrían resolver con mayor comunicación, formación técnica y espacios de apertura en los equipos y las culturas.
Exploremos 5 estrategias para mejorar en el arte de la delegación:
» 1. Eliminar los miedos
Cuando no trabajamos como un verdadero equipo, la delegación manifiesta de inmediato algunos temores en torno a la relevancia profesional, a la pérdida de posición o control. Nadie quiere ser reemplazado porque otros hicieron mejor el trabajo u obtuvieron más visibilidad por un entregable. Nadie quiere sentirse juzgado como un mal jefe o como alguien que no hace su trabajo, y es este miedo al qué dirán o al no pertenecer es el que detiene la eficiencia de la delegación aún sin haber empezado.
Superar el miedo a delegar implica comprender que la delegación no es una evasión de tareas no deseadas, sino una oportunidad para crecimiento y confianza en el equipo. La selección cuidadosa de las tareas y las personas adecuadas, combinada con instrucciones claras y apoyo, refuerza la cohesión y eficiencia. Involucrar a los colaboradores en desafíos, reconocer sus esfuerzos y fomentar una cultura de respeto transformará la delegación en una fuerza impulsora del éxito, permitiendo a los líderes que buscan un cambio mejorar tanto sus habilidades técnicas como humanas.
» 2. Determinar el momento adecuado para delegar
Aunque la delegación es una herramienta poderosa para aumentar la eficiencia y el desarrollo del equipo, hay momentos en que no es aconsejable delegar y hay que manejarse con prudencia teniendo en cuenta tanto el contexto como las características específicas de cada asignación. Si la tarea tiene un impacto crítico en el éxito del negocio y está alineada con la estrategia central, es crucial mantenerla en manos expertas para garantizar una dirección segura.
De igual forma, los asuntos delicados en las relaciones interpersonales del equipo y las situaciones conflictivas dentro o fuera del área también deben ser gestionadas mucho más directamente por el líder debido a su naturaleza sensible y a la necesidad de habilidades especializadas para su resolución.
Además, siempre hay que evitar la delegación cuando podría ser percibida como una evasión de las propias responsabilidades. No utilices el poder o la jerarquía para deshacerte de cosas que no te gusta hacer, pues esto merma la confianza del equipo”.
La delegación se vuelve más adecuada cuando la tarea en cuestión ofrece una oportunidad para que otra persona desarrolle sus habilidades, si es una tarea que se repetirá en el futuro y si hay tiempo suficiente para acompañar y revisar.
» 3. Delegar de manera efectiva
Una vez que se ha tomado la decisión de delegar, la pregunta cambia a quién debería recibir la tarea y cómo se debe hacer de forma correcta. Hay que considerar factores como la experiencia, conocimientos, actitudes y habilidades del individuo, además de su estilo de trabajo preferido y su carga de trabajo actual.
Los principios de una delegación exitosa incluyen la comunicación clara del resultado deseado, la identificación de los retos a sortear, la disponibilidad de recursos, la cercanía con la operación de la tarea y el tiempo disponible.
Además, es vital proporcionar el apoyo adecuado y estar disponible para responder preguntas, centrarse en los resultados en lugar de los métodos y fomentar la motivación a través de la claridad constante en el propósito más grande de cada tarea. Saber el para qué es clave, pues todos queremos entender el impacto de nuestro trabajo.
Para delegar con eficiencia es crucial establecer plazos claros desde el primer momento, revisando periódicamente el progreso del proyecto en términos técnicos y anímicos, proporcionando retroalimentación en cada fase del camino que lo requiera.
Los principios de una delegación exitosa incluyen la comunicación clara del resultado deseado, la identificación de los retos a sortear, la disponibilidad de recursos, la cercanía con la operación de la tarea y el tiempo disponible.
» 4. Abordar el dilema de mantener el control
a delegación nunca debería significar perder totalmente el control, más bien se trata de distribuir el poder y la responsabilidad para crecer más rápido y atender más perspectivas del negocio. Se requiere un equilibrio delicado entre dar suficiente espacio para que las personas usen sus habilidades al máximo, mientras se monitorea y se apoya lo suficiente para garantizar que el trabajo se realice de manera correcta y efectiva.
Al recibir el trabajo delegado, es fundamental reservar suficiente tiempo para revisarlo a fondo y dar retroalimentación eficiente y honesta. Hay que compartir con claridad qué cosas funcionaron bien, qué no y cuáles son los comportamientos y acciones específicas que se esperan para la siguiente tarea a delegar. Considerar este espacio para dialogar sobre la tarea en sí y el rendimiento durante la entrega es clave para que delegar sea cada vez más sencillo y eficiente, no escatimes en esta fase.
» 5. La recompensa de la delegación efectiva
A primera vista, el proceso de delegación efectiva puede parecer una molestia. Sin embargo, al practicar te darás cuenta del enorme poder que esconde. Tener más tiempo para concentrarte en las tareas de mayor prioridad para ti y el negocio, mientras tu equipo está trabajando en tareas significativas y desafiantes que desarrollan sus habilidades, es una receta para el éxito y el alto rendimiento.
No te quedes atrapado en la trampa de intentar hacerlo todo, dedica tiempo a mejorar en el arte de la delegación y transforma tanto tu liderazgo como los resultados de tu equipo.
Es imperativo no ver la delegación como un acto de renuncia, sino como una estrategia de crecimiento, una expresión de confianza y una forma de empoderar a tu equipo para que alcance su máximo potencial.
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Alejandro Ureña Amieva
Enlace del artículo original: https://tinyurl.com/ybpbw5t8
Ilustración: storyset / freepik