El síndrome de burnout fue declarado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida.

A pesar de que, de acuerdo con el Inegi, en 2024 habemos 60.7 millones de personas económicamente activas en el país, pocas veces se habla de la salud mental en los trabajadores. La fatiga por estrés laboral afecta a 75% de los mexicanos en edad productiva, superando a países como China y Estados Unidos, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En este contexto, hablemos del burnout. El doctor Francisco Paredes Cruz, miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), explica que todas las funciones que emanan del cerebro son las funciones mentales, es decir, la capacidad de comprensión, de concentración, de memoria, abstracción, planeación, y en función de estas acciones nuestro cerebro tiene la capacidad de poder definir, discernir, tomar decisiones y para ello requerimos de una capacidad de atención importante, esto ayuda a observar, mantenernos en una actividad y de ahí poder definir qué hacer y cómo manejarnos.

Dijo que también es claro que a partir de la pandemia de 2020 presentamos situaciones con más necesidad de focalizar la atención en distintas cosas. Hoy por ejemplo, una persona atiende el trabajo en casa, pero al mismo tiempo atiende a los hijos y menesteres del hogar. «Todo esto hace que nuestra atención se tenga que estar dividiendo en varias tareas, a eso le denominamos multitasking o multitarea».

Para eso nuestra mente tiene que tener la capacidad de afrontar y resolver cada una de estas situaciones. La atención, recalca el especialista, tiene que ver con esa capacidad para percibir esas cosas y a partir de ello identificar, planear y saber cómo responder.

Con el paso del tiempo y al estar expuestos a este tipo de situaciones de manera constante, lo que se genera es un desgaste, porque para todo esto se requiere de energía, la atención de manera sostenida implica energía.

Hay estudios de la Asociación Americana de Psicología que mencionan que el hecho de ser multitasking puede producir errores. El multitasking reduce la productividad en un 40%, si hacemos muchas actividades, al mismo tiempo esto genera caos y accidentes probablemente. «Cuando estamos sometidos a situaciones de demanda constantemente sin lugar a duda habrá un desgaste».

Este agotamiento se presenta tanto físico, como mental y emocional, esto nos lleva a sentir malestar, irritabilidad, frustración, hay una necesidad de cierto desapego emocional hacia los demás que provocan cierta indiferencia a las situaciones que nos rodean, lo que hace que nuestro rendimiento empiece a disminuir, generando una sensación de frustración y de desarrollo profesional en detrimento. A esto le llamamos el síndrome del Burnout o síndrome del quemado.

¿Te has visto ahí, qué puedes hacer?

De acuerdo con el especialista, para salir de ahí primero tenemos que reconocer que todos tenemos un límite y aunque algunos tenemos mayor tolerancia y capacidad de manejar el estrés, es importante identificar hasta dónde podemos manejar situaciones, y si nos hemos visto rebasados.

Al no poder dejar los trabajos por la situación económica, ante una constate cultura de abuso laboral y al no poder negarnos por el inminente despido o represalias, tenemos que buscar formas de no colapsar; primero tratando de dosificar el trabajo, con técnicas que nos permitan invertir un tiempo determinado en la atención para resolver determinados problemas, luego tenemos que buscar desconectarnos.

Podemos empezar por las actividades más complejas, ya que estamos despejados e ir bajando el ritmo, se trata de planificar e ir sintiendo cómo vamos resolviendo poco a poco. Otro punto es tener la capacidad de discernir qué es lo urgente y qué es lo importante, para a partir de ello tomar las decisiones.

El especialista comparte que también hay formas de potencializar nuestras capacidades a partir de mejorar nuestros hábitos como es la alimentación, una buena higiene del sueño, el ejercicio, relaciones sanas, algunos suplementos alimenticios como vitamina B6 y B12 o la Citicolina, que favorece a eliminar los síntomas del burnout, incluso hasta un vaso con agua puede marcar una diferencia.

También se tienen diversas técnicas como la de reestructuración cognitiva, que se trata de aprender a rebatir los pensamientos negativos y cambiarlos por otros más racionales; habilidades sociales, dirigidas a potenciar comportamientos eficaces de interacción social; resolución de problemas con estrategias útiles para buscar respuestas rápidas y racionales ante los problemas reales que se nos puedan presentar. Otras técnicas están en la respiración, la relajación y el mindfulness.

El burnout es mucho más común de lo que pensamos, pero tardamos en identificarlo, hoy tenemos que activar esa capacidad para buscar las estrategias adecuadas y regresar al rendimiento natural. Pero si después de todo esto no vemos mejoría contamos además con los profesionales de la salud mental, psicólogos y psiquiatras que están para respaldarnos en ese momento.

El especialista concluye recordando que es normal sentirnos vulnerables, incluso en nuestras áreas de trabajo, dejar la presión de que de nosotros dependen diversas situaciones, incluso que de nosotros depende el tema familiar, si bien es cierto que es algo que pesa mucho y genera la necesidad de mostrarse fuerte, compartir este sentimiento con un círculo de apoyo y pedir ayuda no es símbolo de ineficiencia.

Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx

Escrito por: Nelly Toche

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