El verdadero éxito, tanto para las personas como para las organizaciones, se logra cuando se prioriza la salud mental sobre los números. Una mente sana es más productiva, resiliente y comprometida. Pero este bienestar no depende sólo de la autodisciplina; requiere un compromiso organizacional.

Durante décadas, hemos vivido en una cultura que glorifica la productividad implacable: largas jornadas, sacrificios personales y una mentalidad de disponibilidad constante. Las fronteras entre la vida personal y profesional se han difuminado. Nos convencimos de que el éxito depende de cuántas horas pasamos frente a una pantalla, ignorando que el verdadero motor de la productividad es el bienestar. Sin embargo, el agotamiento, la ansiedad y el burnout se han vuelto comunes en los espacios laborales. Es hora de cambiar esta narrativa.

La buena noticia es que estamos viendo una revolución que, aunque comenzó de manera silenciosa, está cobrando fuerza. Cada vez más empresas están tomando medidas claras para priorizar la salud mental de sus equipos.

El mito de la productividad a cualquier costo

La creencia de que debemos estar siempre disponibles y darlo todo, sin importar las consecuencias, es un mito que ha desgastado nuestro bienestar. La presión constante ha creado entornos laborales donde la creatividad y la resolución de problemas están sofocadas por el estrés continuo.

El verdadero éxito, tanto para las personas como para las organizaciones, se logra cuando se prioriza la salud mental sobre los números. Una mente sana es más productiva, resiliente y comprometida. Pero este bienestar no depende sólo de la autodisciplina; requiere un compromiso organizacional para convertir las intenciones en acciones concretas.

¿Qué pueden hacer las empresas?

Cuidar la salud mental en el trabajo es una responsabilidad compartida. Hay un componente individual ineludible, pero las organizaciones y sus líderes deben redoblar esfuerzos. No basta con hablar del tema o incluirlo en los valores corporativos. La salud mental debe ser parte de la estrategia organizacional, con presupuestos específicos, indicadores de éxito y responsables que guíen el proceso. Aquí algunos pasos clave:

» 1. Crear una cultura de diálogo abierto

La salud mental no debe ser un tema tabú. Todavía queda mucho por hacer para lograrlo, pero podemos comenzar fomentando un entorno donde los colaboradores puedan hablar libremente sobre su bienestar emocional. La empatía es el primer paso para reducir el estigma. Los líderes deben estar capacitados para escuchar activamente y crear espacios de apoyo que incluyan a especialistas.

» 2. Establecer límites claros entre trabajo y vida personal

El trabajo remoto y la tecnología nos han dado flexibilidad, pero también han difuminado los límites entre el trabajo y el descanso. Las empresas deben implementar políticas que promuevan un equilibrio saludable, como horarios flexibles y días de desconexión digital. El descanso es estratégico para generar energía y enfoque renovado.

» 3. Ofrecer apoyo psicológico

Los programas de bienestar y el acceso a servicios de salud mental, como la terapia o el coaching, no son un lujo. Deben ser parte de la cultura empresarial. Las empresas que invierten en estos recursos están protegiendo su activo más valioso: las personas. Si el equipo está bien, la organización prospera.

» 4. Capacitar a los líderes para gestionar la salud mental

Los gerentes desempeñan un papel crucial en el bienestar de sus equipos. Pero primero deben cuidarse a sí mismos. Los líderes deben aprender a reconocer signos de agotamiento, manejar el estrés en el equipo y crear ambientes de apoyo mutuo donde la vulnerabilidad sea un acto de valentía.

Las organizaciones que comprendan y apliquen estos puntos básicos ya están construyendo el futuro del trabajo. Un lugar donde los colaboradores se sientan valorados como personas completas, donde la empatía y la compasión sean la base de la cultura empresarial.

¿Qué puedo hacer yo?

No esperes a que el estrés te consuma para empezar a cuidar tu salud mental. Cualquiera que sea tu rol, debes hacerte responsable de tu bienestar cada día. Aquí tienes un ejercicio simple pero poderoso que puedes practicar diariamente:

» 1. ¿Esta situación realmente merece mi preocupación?

A menudo perdemos tiempo enfocándonos en problemas pequeños o fuera de nuestro control. Prioriza lo importante y deja ir lo innecesario cada día, como quien tira la basura.

» 2. ¿Por qué me afecta tanto la opinión de los demás?

Preocuparse por la percepción ajena sólo genera estrés innecesario. Enfocarse en lo que realmente importa nos libera de la obsesión por el “qué dirán” y nos permite concentrarnos en lo que podemos cambiar.

» 3. ¿Qué pasaría si dijera «no»?

Decir «no» es una de las mejores formas de autocuidado. Poner límites nos protege del agotamiento y nos permite concentrarnos en lo que realmente importa. Aprender a decir «sí» a lo que se alinea con nuestras prioridades es clave.

» 4. ¿Qué puedo hacer HOY para cuidar de mi salud mental?

Desde tomar un descanso hasta dar un paseo, esta pregunta te recuerda que siempre puedes hacer algo pequeño pero significativo por tu bienestar. Nunca te dejes de lado.

El futuro del trabajo es mentalmente saludable

Si queremos construir empresas sostenibles, productivas y prósperas, la salud mental debe estar en el centro de nuestras estrategias laborales. El cambio no sucede de la noche a la mañana, pero comienza con las decisiones que tomemos hoy. Como líderes, colegas e individuos, tenemos la responsabilidad de alzar la voz y priorizar el bienestar.

El futuro del trabajo es mentalmente saludable, y comienza cuando todos nos comprometemos a cuidarnos mutuamente. Éste es el momento de dejar atrás el mito de la productividad a cualquier costo y empezar a construir entornos donde el bienestar sea la base del éxito.

Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx

Escrito por: Alejandro Ureña Amieva

Enlace del artículo original: https://tinyurl.com/w9fun7zw

Ilustración: Freepik