Después de cinco años, hay más consciencia de la importancia salud mental en el trabajo, aunque las personas siguen experimentando altos niveles de estrés laboral.
Fue en un mes como este, pero de hace cinco años, cuando se declaró oficialmente la emergencia sanitaria de Covid-19 en México, en ese momento la incertidumbre y la pérdida de vidas generaron afectaciones tanto físicas como mentales. Esos efectos también llegaron a las empresas, y hasta ahora, aún se se experimentan.
La pandemia fue probablemente el experimento más grande de home office y otras formas de flexibilidad en el trabajo, en ese contexto fueron las únicas vías para continuar trabajando, sin arriesgar tanto la salud de las personas. Pero la realidad, es que la improvisación de nuevos modelos laborales condujeron a mayores retos en salud mental.
Antes de la pandemia, México ya era uno de los países con mayor estrés laboral, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indicaban que el 75% de los mexicanos padecía estrés laboral, superando a China y Estados Unidos. Esa cifra no contempla el impacto del confinamiento y las nuevas formas de trabajo.
Erika Villavicencio Ayub, directora de DserOrganizacional para Latam, expone que la pandemia fue un parteaguas que trajo grandes cambios tanto positivos como negativos, donde un buen ajuste se dio en el tema de la salud mental.
“Creo que ahora más que nunca sabemos lo que impacta para no solamente la persona, sino también en el desempeño, en los resultados de la organización, y cada vez hay más personas que han roto paradigmas en torno a lo que implica la salud mental, que es parte de los aspectos más importantes que tenemos que prevenir y en dado caso, tratar”, asegura.
La también investigadora en salud mental de la UNAM, señala que en la actualidad muchas organizaciones han implementado programas en favor de la salud mental a raíz de la pandemia, dadas las repercusiones en dicha área que se tuvo en la fuerza de trabajo.
“Cada vez hay más programas que hablan del bienestar, que hacen diagnósticos oportunos, que se integran prestaciones como acompañamiento psicológico, algunos derivados de la NOM-035 que implica atender los aspectos que hablan de acontecimientos traumáticos. Todo ese paquete ahora está mucho más pendiente en las organizaciones”, comenta.
El interés por más medidas que impulsen el bienestar de la fuerza laboral, es quizá uno de los aspectos positivos que dejó la pandemia de Covid-19. Pero también, las personas siguen experimentando diversos riesgos en el espacio de trabajo que amenazan su salud mental.
De acuerdo con el informe Tendencias del Entorno Laboral en México 2024 realizado por Kelly, el 70% de las personas asegura que el estrés laboral es el problema más común que enfrentan, seguido de la ansiedad que afecta al 31% de los colaboradores.
Por otro lado, Jorge Mérida, socio creativo de la firma ADN Wellbeing, indica que la pandemia obligó al mundo laboral a adaptarse a nuevas dinámicas y ritmos de trabajo.
“Hay mayor necesidad de promover la salud mental en el trabajo, y hay mayor necesidad de incrementar el acceso a los servicios de salud mental. Por otro lado, está obligando a las empresas a tener protocolos, programas o certificaciones específicas para el tema de la salud mental”, comenta.
Por otra parte, Erika Villavicencio destaca que si bien la pandemia demostró la capacidad de las personas de adaptarse a nuevos modelos de trabajo y esa flexibilidad tuvo beneficios para el bienestar, «la gran mayoría de las compañías que establecieron trabajo remoto ya lo cancelaron”.
En un escenario de mejora de políticas de bienestar, el informe Impacto del estrés laboral en los colaboradores, realizado por OCC, señala que la mitad de las personas experimentó estrés laboral en el 2024.
Aún cuando el estrés laboral no se tiene de manera permanente, la mayoría de los trabajadores menciona que se ha incrementado o se ha mantenido respecto a otros años.
El informe indica que si bien, la mayoría de los colaboradores realiza acciones de manera personal para mejorar sus niveles de estrés, una tercera parte ha decidido renunciar a su empleo, ya que nueve de cada 10 encuestados consideran que el estrés laboral es una razón importante para decidir cambiar de trabajo.
Por otra parte, el último reporte de Tendencias Globales de Capital Humano elaborado por Deloitte, puntualiza que la mejorar la salud y el bienestar de los colaboradores puede reducir el riesgo de rotación de la fuerza laboral. “La mayor parte de los colaboradores dice que mejorar su salud es más importante que avanzar en su carrera y que están considerando seria mente renunciar para obtener un trabajo que apoye mejor su bienestar”, indica.
Lo negativo que dejó la pandemia
Ser más conscientes de la importancia de la salud mental y encontrar esfuerzos por mejorar el bienestar es positivo. Pero como ya se observó, los datos siguen evidenciando retos, y entre esos pendientes, Jorge Mérida también destaca que la pandemia desencadenó una pérdida en la habilidad de socializar debido al aislamiento.
“El apoyo social se dificultó, los procesos de cooperación, aprendizaje y de innovación se ven afectados. También cambiaron las preferencias, ahora muchos trabajadores prefieren el home office o están buscando fuentes de trabajo donde se contemple el trabajo en casa”, apunta.
En ese sentido, Erika Villavicencio reconoce que tras la pandemia se desencadenaron diferentes trastornos de salud mental en las personas trabajadoras, donde no se les han brindado las herramientas necesarias, ni el acompañamiento psicológico.
“La realidad es que los índices de estos trastornos se elevaron, no solamente en el país, sino a nivel mundial. Entiéndase depresión, ansiedad, estrés, estrés financiero, estrés postraumático, etcétera, desafortunadamente esto se traduce en conductas que merman en última instancia la productividad, pero también la calidad de vida en el trabajo”, expone.
Y no sólo son los trastornos mentales, la violencia laboral también ha crecido. “Creo que la violencia laboral además de la pandemia es reflejo de los índices de violencia a nivel social, a nivel político a nivel geográfico. Entramos en un círculo vicioso porque los observadores con tal de no perder su trabajo, con tal de no ser las siguientes víctimas, no hacen nada y empoderan al victimario”, opina la especialista.
Por otro lado, Jorge Mérida, comenta que el reto principal es tener la capacidad de responder a las nuevas expectativas y necesidades que se tienen al día de hoy.
“El reto va a ser cómo las empresas logren tomar esta necesidad del mercado laboral, materializarlo en protocolos, programas, certificaciones que realmente tengan un impacto tanto en el bienestar mental de las personas, como en la rentabilidad de las empresas”, resalta.
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Eduardo de la Rosa
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Ilustración: Freepik