Las causas del estrés pueden ser muchas, y unas de las más comunes son los factores psicosociales asociados al trabajo. Y sus consecuencias pueden ser muy graves:

El estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. Y cuando estas reacciones fisiológicas sobrepasan la capacidad de respuesta del organismo, se suelen desarrollar ciertas afecciones. Las causas del estrés pueden ser muchas. Y unas de las más comunes son los factores psicosociales asociados al trabajo, donde abundan los estresores, como un jefe implacable, un volumen de trabajo demasiado grande, falta de motivación, el acoso laboral, condiciones precarias o de riesgo, (…).

Ahora bien, cada persona reacciona de formas muy diferentes ante un mismo estímulo. Y hay algunos factores psicológicos cómo la falta de confianza en uno mismo o la carencia de herramientas y estrategias para enfrentarse a estos estresores, pueden hacer que una situación incómoda o conflictiva se convierta en un verdadero problema.

Si el estrés consigue hacer mella en una persona, este se podría manifestar de formas muy variadas. Puede que derive en síntomas físicos, como caída del cabello, nauseas, temblores, trastornos menstruales, eczemas, colon irritable o dolores musculares; pero también puede manifestarse de otras formas, como ansiedad, apatía, depresión, alcoholismo, frustración, drogadicción, (…). Es decir, el estrés laboral no es un problema banal. Sus consecuencias pueden ser muy graves y debemos tomárnoslas como auténticas “señales de alarma” y como avisos de que debemos hacer algunos cambios en nuestra vida.

Una oportunidad para reinventarse

El tratamiento del estrés tiene dos facetas. Por un lado, la que depende de los estresores externos que han provocado esta respuesta en un primer momento; y por otro lado, la que depende de la respuesta psicológica a estos estresores. Es decir, que hay una parte de la solución del problema que pasa por cambiar las condiciones de trabajo, y otra parte que pasa por cambiarnos a nosotros mismos.

Si el afectado es un autónomo o un empresario, será él el que más podrá hacer para reinventar su negocio y así disminuir la fuerza de estos agentes estresores. No se debe olvidar en este punto la importancia y la influencia del apoyo familiar. Porque hacer los cambios pertinentes para preservar nuestro salud, puede afectar a los ingresos que entran en nuestro hogar, por ejemplo.

La situación diferente si el afectado es un trabajador por cuenta ajena (aunque no tanto). Cada uno deberá lidiar con la responsabilidad de proteger su propia salud como buenamente crea conveniente. Pero si la situación se ha vuelto insostenible, parece evidente que son necesarios cambios radicales. Es posible que sea necesario abrir comunicaciones con el departamento de Recursos Humanos o con la dirección. O que -incluso- y si no hay posibilidad de mejora, también es posible que la mejor solución sea dejar el trabajo.

¿Y si yo soy el jefe?

Los empresarios suelen ser los primeros en tener que lidiar con el estrés laboral. Al fin y al cabo, el que dirige un negocio no conoce los horarios de entrada y de salida, y debe ser él quién asuma la responsabilidad cuando llegan las vacas flacas. Por ese motivo, es normal que quién haya estado alguna vez en esta situación, pueda empatizar con quién lo está sufriendo.

Además, cada vez más, la tendencia de los organismos gubernamentales y de las empresas es a mostrar preocupación por las condiciones laborales de los trabajadores. Más que nada, porque también se ha demostrado -en numerosas ocasiones- que existe una relación directa entre la felicidad y satisfacción de un empleado y su productividad.

Por eso, “es importante un acercamiento mutuo de los jefes y el trabajador, crearle la necesidad que cumple un papel importante dentro de la empresa y contribuirle con ánimo, seguridad y optimismo en su desempeño laboral”, defiende Orlin Moreno Suescún, especialista en Seguridad y Salud Ocupacional e inspector en Seguridad Industrial HSE.

En conclusión, si observamos (o si se nos hace saber) que uno de nuestros empleados padece estrés laboral; la solución siempre debe pasar por abrir las vías de comunicación. Debemos evaluar cuáles son esos agentes estresores que han provocado esta situación, y tratar de buscar estrategias corporativas para que su peso no recaiga sobre los hombros de uno, o de unos pocos empleados.

También debemos observar con objetividad el funcionamiento de nuestra empresa y los valores que imperan en ella. Es muy frecuente, sobre todo al comienzo de la actividad empresarial, que nos enfoquemos únicamente en alcanzar unos objetivos. Y que nos olvidemos de las vías para conseguirlos… y de las consecuencias que pueden tener sobre nuestro equipo y sobre su salud.

Si la competitividad entre los empleados se ha vuelto conflictiva, si uno de los trabajadores está sufriendo algún tipo de acoso, si no tienen tiempo para descansar o si no se sienten valorados… se podría desencadenar una situación muy desagradable. Por ese motivo, debemos tomar medidas preventivas antes de que la situación se descontrole.

Artículo extraído de: https://www.larazon.es

Escrito por: Hector Herrera

Enlace del artículo original: https://bit.ly/3gcgG4U