Volver a los centros de trabajo ya no es una decisión que se toma a la ligera, pero los modelos híbridos están ayudando a sortear los imprevistos. El uso de nuevas tecnologías también es otra herencia de la pandemia.
La covid-19 redujo el empleo y empeoró las condiciones de millones de puestos que sobrevivieron. Pero también aceleró el uso de robots, impulsó la regulación del teletrabajo, incrementó el número de personas trabajadoras en plataformas digitales de entrega y transporte, así como el trabajo remoto a nivel internacional.
El mercado laboral tuvo que cambiar, el teletrabajo irrumpió en la vida de las personas trabajadoras de las empresas. Previo a la pandemia, menos del 30% de las empresas habían implementado esta modalidad de empleo y la gran mayoría desconfiaba de ella.
Dos años después y luego de varios rebrotes de covid-19, el 63% de las compañías planea mantener un esquema de teletrabajo al terminar la pandemia, según el más reciente reporte de la consultoría KPMG. El 40% de las empresas considera que entre 26 y 50% de su plantilla se mantendrá en home office al menos un día a la semana una vez que esta concluya.
Pero esta transformación laboral podría ampliar la brecha de desigualdad. “Las posibilidades de teletrabajar dependen del tipo de actividad económica que se realiza y la parte del proceso productivo en la que el trabajador participa, lo cual a su vez está correlacionado con los niveles educativos”, apunta el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el informe De la crisis a la oportunidad: El Covid-19 en el mercado laboral de América Latina y el Caribe el organismo señala que en Chile, México y Uruguay las personas con alta educación son quienes pudieron transitar a un ambiente de trabajo virtual. “Los de baja educación, por los sectores y el tipo de tareas que realizan, no lo pudieron hacer en el mismo grado”.
En esos tres países, entre el 35 y el 60% de trabajadoras y trabajadores con mayor nivel de estudios estaban en home office. Y “menos del 10% de los trabajadores con baja educación pudieron hacerlo, lo cual contribuyó de forma clara a los patrones de pérdida de empleo”.
De acuerdo con un informe de Microsoft, las principales medidas que adoptaron las pequeñas y medianas empresas en México para facilitar el teletrabajo han sido
- Software para videollamadas (70%)
- Equipos de cómputo portátil (56%)
- Capacitación al personal en el uso de tecnologías (43%)
- Ciberseguridad, almacenamiento y computación en la nube (23%)
Capacitación impulsada por la Covid-19
Según el Informe de tendencias sobre el futuro del trabajo en la logística, de DHL, la pandemia apresuró la adopción de robots industriales. Analistas de esa firma estiman que en 2030, a nivel mundial, habrá más de 20 millones de estas máquinas en este sector. Esto va a requerir la reconversión de puestos de trabajo y de la capacitación del personal en otras funciones.
Las industrias que probablemente se expandirán en respuesta a la pandemia, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), son:
- Atención médica
- Fabricación de suministros y dispositivos médicos
- Equipo y software de telecomunicaciones
Estos sectores demandan “una mayor educación y capacitación, de las cuales carecen muchos de los trabajadores menos calificados y despedidos actualmente”, apunta ese organismo.
En los programas de capacitación y empleo deben tener como prioridad las mujeres, jóvenes, personas adultas mayores, con discapacidad o en pobreza, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Blanca Juárez / El Economista
Enlace del artículo original: https://bit.ly/3p8RJMB