El síndrome de bornout o de desgaste profesional está ganando terreno en el mundo laboral en México: siete de cada 10 trabajadores lo padecen, y el 40% no habla de ello.
Duermes, pero no descansas y a veces hasta tienes insomnio. Te sientes agotado todo el día. Vas a la oficina, pero tienes dificultad para concentrarte. Estás notoriamente cansado. La cabeza y la espalda te duelen constantemente, y además predominan la desmotivación e irritabilidad. Vives con todos estos síntomas desde hace más de seis meses, pero no entiendes bien a qué se debe… Es tiempo de buscar a un especialista en salud mental, porque podrías estar experimentado síntomas del síndrome de burnout o síndrome de desgaste profesional.
El burnout se refiere a un estado de agotamiento físico, mental y emocional derivado de una exposición prolongada a niveles elevados de estrés en el entorno laboral. Se caracteriza por el cansancio profesional, la pérdida de interés en el trabajo y la desconexión emocional.
“Se puede confundir con otros trastornos como la ansiedad, pero lo que caracteriza al burnout es el estrés crónico en el que predomina el agotamiento, la desmotivación y la despersonalización. Como está vinculado al terreno laboral, lo que suele suceder es que hay una disminución del desempeño profesional con consecuencias no solo para quien lo padece, sino para las propias empresas”, explica Ivonne Vargas, maestra en psicología positiva y consultora en recursos humanos.
Hay otra cosa que debes saber: no eres el único que sufre por síndrome de burnout. Se estima que siete de cada 10 trabajadores mexicanos padecen fatiga crónica por estrés laboral, según estimaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A nivel mundial, más de mil millones de personas viven con un trastorno mental a causa de sus trabajos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, prevalece la omisión de hablar de la salud mental en entornos laborales, lo que puede agravar el problema.
Ivonne Vargas alerta que el burnout se podría convertir en la epidemia laboral más importante de México, por lo que requiere atención urgente. “Mientras menos reconozcamos que esto es un problema, menos haremos por atenderlo y más va a aumentar el número de población en riesgo”, resalta.
El burnout como enfermedad
Desde el año 2000 la OMS reconoce al síndrome burnout como un factor de riesgo laboral debido a su impacto negativo en la calidad de vida y su asociación con problemas de salud mental. Pero fue hasta 2022 que el organismo internacional catalogó oficialmente a este síndrome como una enfermedad.
El síndrome de desgaste profesional tiene múltiples síntomas que suelen asociarse solo al estrés o la ansiedad. Pero la especialista Ivonne Vargas menciona que si bien el burnout puede empezar a manifestarse con un nivel de estrés alto –con consecuencias como trastornos del sueño y nerviosismo–, la persona que lo padece suele “acostumbrarse” y, sin percatarse, avanza a las siguientes etapas: apatía, despersonalización, agotamiento emocional y depresión crónica.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) también reconoce al síndrome de burnout como una enfermedad laboral debido a que las personas pasan gran parte de su vida en el trabajo, con cargas excesivas y algunas veces sometidas a sueldos bajos y hostigamiento.
“Aunque el burnout ya es considerado como una enfermedad por los organismos internacionales, hay resistencia por parte de las empresas para atender el problema, y ese es el mayor desafío para la salud mental de los trabajadores”, dice Ivonne Vargas.
Asimismo, refiere que el síndrome de burnout tiene que ser atendido con la misma importancia que la epidemia de obesidad, diabetes e hipertensión. No obstante, agrega, el síndrome es excluido de los seguros de gastos médicos que ofrecen las empresas.
“Las empresas suelen tener pólizas de gastos médicos mayores para los trabajadores, además del seguro social, y la salud mental es un tema del cual las propias aseguradoras no están muy convencidas de cubrirlo. En la actualidad, el 41% de las aseguradoras no cubren alternativas de salud mental ni tienen ningún plan para hacerlo; el resto tiene previsto reconocer el problema. Pero por ahora, son los trabajadores los que tienen que buscar por su cuenta a un terapeuta para hacerse cargo de un riesgo que le genera su empleo, lo que representa un costo adicional a sus finanzas”, señala Vargas.
El Barómetro de la salud mental de los trabajadores mexicanos –elaborado por la firma Affor Health– indica que solo el 10% de las personas que laboran en una empresa tiene acceso a servicios de salud mental por fatiga y estrés laboral.
Ivonne Vargas menciona que, además, el síndrome de burnout es una “enfermedad silenciosa”, pues el mismo estudio menciona que cerca del 40% de los trabajadores tiene miedo de hablar abiertamente sobre los problemas que le genera su entorno laboral por vergüenza o temor a perder su empleo o a ser catalogados como “irresponsables”.
“Cuatro de cada 10 personas tiene miedo a pedir ayuda, y en el burnout es fundamental que hables de lo que te sucede para que puedas reconocer el problema y lo empieces a atender. En general, en México prevalece una cultura en la que nos da mucha pena reconocer que necesitamos a un terapeuta, ahora imagina si te atemoriza perder tu empleo o ser castigado y estigmatizado por tus superiores”, plantea la especialista.
Sin embargo, enfatiza que lo principal es identificar posibles síntomas, no autodiagnosticarse y acudir con un especialista en salud mental, pues no cualquier rasgo de estrés o ansiedad en una persona trabajadora pueden traducirse en burnout, “quizás están relacionados con otros aspectos de la vida cotidiana, como deudas, tiempo en el tráfico o problemas en el núcleo familiar”.
Consecuencias del burnout
“Llego a casa y solo quiero descansar. Pero no lo hago de inmediato porque me pongo a comer mucho, lo que encuentre, aunque ni siquiera tenga hambre. Después duermo, a veces hasta 12 horas seguidas, pero igual despierto cansada”, dice Amairani, cajera en un supermercado en México y quien dio testimonio para el estudio de Gallup.
Antes de la llegada de la pandemia de Covid-19 en 2020, el síndrome de burnout era comúnmente asociado al personal de salud por la excesiva carga laboral y las exigencias de trato y cuidado a los pacientes. Después, con el home office y el trabajo híbrido, la OMS encontró que los empleados de cualquier sector pueden manifestar este síndrome, sobre todo por la inadecuada gestión del tiempo a causa de la no desconexión, así como por la alta exposición social en trabajos como el de Amairani, que tienen un trato directo con clientes.
El Barómetro de la salud mental encontró que, además del sector salud, los profesores, los trabajadores de la industria alimentaria y de la construcción presentan mayores afectaciones mentales y emocionales que repercuten en la productividad. También destacan los colaboradores del sector de servicios de tecnología y aquellas personas que trabajan en la atención a víctimas.
Además, el síndrome de bournout tiene un impacto diferenciado entre hombres y mujeres. Ivonne Vargas menciona que, según el Instituto de Ciencias de Bienestar Integral de Tec Milenio, el 42% de las trabajadoras mexicanas padece este síndrome, y está relacionado con la brecha laboral y salarial, así como con la carga de cuidados.
“En el caso de las mujeres un factor importante es la carga cuidados de sus familiares y quehaceres del hogar de los que, mayormente, los hombres están exentos. Una mujer que termina su jornada laboral en una empresa llega a su casa y continúa trabajando. Pero además hay un nivel de insatisfacción al ver que, pese a sus esfuerzos, sus compañeros varones tendrán mejores oportunidades de empleo y tiempo para actividades recreativas, ellas no; es normal que se sientan desmotivadas, agotadas y con estrés crónico”, plantea Vargas.
El síndrome de desgaste profesional se ve reflejado no solo en las personas que lo padecen, sino también en las empresas. A nivel mundial, el ausentismo laboral y el abandono de funciones se traducen en una pérdida de 12 millones de días de trabajo debido a licencias asociadas a la salud mental, según estimaciones de la OMS.
“La persona llega a su lugar de trabajo y hace como que trabaja o hace lo mínimo, y no estamos hablando de que sea ‘floja’, simplemente no se siente con capacidad de hacerlo, hasta que sus habilidades profesionales caen en un espacio de ‘renuncia silenciosa’”, expone Ivonne Vargas.
En este sentido, la especialista en gestión de recursos humanos menciona que hay seis veces más posibilidades de renunciar al trabajo a causa del síndrome del bournout que por una mejor oportunidad de empleo.
El programa de bienestar corporativo Wellhub detalla que el agotamiento laboral causa el 50% de las renuncias. El costo de rotación o reemplazo de personal para cada empresa es de alrededor de 40 mil pesos anuales, y se calcula que actualmente la permanencia promedio en un empleo es de solo dos años.
“Estamos ante un panorama en el que pierden los trabajadores y pierden las empresas”, resalta Vargas.
¿Qué hace México por la salud mental de sus trabajadores?
México es pionero en legislar para atender problemas de salud mental en los trabajadores, pero es omiso al momento de aplicar las medidas. En octubre de 2019 entró en vigor la Norma Oficial Mexicana (NOM) 035 con el objetivo de establecer elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial en los centros de trabajo.
Entre los factores de riesgo se enlistó el estrés, la violencia laboral, la falta de control sobre el trabajo, la falta de claridad en las funciones de los trabajadores y sobrecarga de labores. El plan era que para octubre de 2020 la norma estuviera completamente implementada por todos los centros de trabajo en México, pero no fue así.
“A cinco años de que se creó la NOM 035 sigue sin haber una adecuada comprensión de la regulación y sus alcances. La norma contempla guías y manuales con procedimientos específicos de qué debe hacer una empresa ante una situación de estrés, ansiedad y fatiga, y de cómo prevenirlo. La realidad es que los empleadores siguen sin implementarla, todavía hay centros de trabajo que ni siquiera cuentan con servicio médico, ¿qué podemos esperar respecto a la salud mental?”, lamenta Ivonne Vargas.
Hasta 2021, el 32% de las empresas había implementado en su totalidad la NOM 035, pese a que el 78% identificó riesgos psicosociales en los centros de trabajo, de acuerdo con el estudio ¿Qué tan saludable-mente trabajamos en México?, elaborado por la plataforma WellLatam.
Después, en diciembre de 2023, entró en vigor la NOM 037 con el objetivo de proteger a los trabajadores que a partir de la pandemia de Covid-19 realizan home office, estableciendo una serie de obligaciones para las empresas como: respetar los horarios laborales y la privacidad de los colaboradores, así como dotarlos de las herramientas necesarias para desempeñar sus funciones. A esta norma se le llamó “el derecho a la desconexión”.
Lejos de implementar esta medida –que representa costos adicionales para las empresas– los empleadores decidieron que sus colaboradores debían regresar a los centros de trabajo. Según una medición hecha por la consulta de seguros Lockton, el 51% adoptó un modelo híbrido (la mayoría de los empleados trabajan dos o tres días a la semana en la oficina); el 23% regresó presencial; 12% permite que los empleados vayan a la oficina una vez a la semana; y solo 8% se quedó con el teletrabajo.
Con las dos normas, México asumió un compromiso ante los organismos internacionales para proteger la salud mental de sus trabajadores, “pero si las empresas no cumplen ninguna de las dos es como si no existieran”, resalta Ivonne Vargas.
Además, en 2023 México aprobó una Ley Federal del Trabajo que incluye un apartado que aborda el derecho humano a la salud mental en el trabajo. Las directrices son dedicar dos días al año (cada semestre) para que psiquiatras certificados apoyen a los colaboradores, y crear un protocolo de denuncias en caso de que haya prácticas que incurran en un riesgo a la salud mental.
La Ley General de Salud establece que las personas con problemas de salud mental tienen derecho a una licencia laboral de hasta 15 días, siempre que sean diagnosticadas por un especialista en psiquiatría de un centro de salud pública.
Pese a los esfuerzos, México sigue siendo el país de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) con el peor equilibrio entre la vida laboral y personal. Es el país que más horas trabaja (2 mil 137 horas anuales por empleado, es decir, 48 horas semanales, en promedio, lo que reduce su tiempo libre), pero tienen la menor productividad, de acuerdo con su última medición en 2024.
“México tiene altos índices de trabajo, pero no de productividad. Los trabajadores tienen que tomar el control de su vida, y para ello es necesario hablar de los síntomas de burnout que pueden llegar a presentar y pedir ayuda. Hay una solución compartida: que aprendas a identificar los factores de riesgo y que tus empleadores tomen responsabilidad”, concluye Ivonne Vargas.
Artículo extraído de: https://la-lista.com
Escrito por: Melissa Galván
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Ilustración: succo PIXABAY