La OMS afirma que los lugares de trabajo pueden proteger la salud mental proporcionando estabilidad financiera, una comunidad integradora, fomentando la confianza y la sensación de logro, y creando una rutina.
“Ahora mismo es realmente difícil levantarse por la mañana, ver los titulares que ve la gente, por no hablar de todas las cosas que forman parte de la vida cotidiana… y desde luego la vida cotidiana en el mundo laboral, donde el estrés es algo inherente”.
Así lo afirma Diana Han, Directora de Salud y Bienestar de Unilever, que tiene la misión de añadir años de salud a la vida de los 128.000 empleados de la empresa en 190 países.
Más de la mitad de la población mundial (60%) trabaja y alrededor del 15 % de los adultos en edad laboral padece algún trastorno mental, según la OMS.
Se calcula que cada año se pierden unos 12.000 millones de días de trabajo solo por depresión y ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial US$1 billón en pérdida de productividad.
La OMS afirma que los lugares de trabajo pueden proteger la salud mental proporcionando estabilidad financiera, una comunidad integradora, fomentando la confianza y la sensación de logro, y creando una rutina.
Pero el trabajo también puede ser una fuente de riesgos para la salud mental, desde la inseguridad laboral a la discriminación, pasando por condiciones de trabajo inseguras y horarios excesivos.
En el Reino Unido y Estados Unidos, casi la mitad de los empleados (47 %) y dos tercios (66 %) de los directores ejecutivos afirman que la mayor parte o la totalidad de su estrés procede del trabajo, según el informe 2024 Workforce State of Mind de la organización de salud mental Headspace.
Y este estrés está afectando a la vida personal de los trabajadores: más de tres cuartas partes afirman que ha repercutido negativamente en su salud física y el 71 % afirma que el estrés laboral ha provocado el fin de una relación personal.
LIDERAZGO
“Siempre empieza con esa cultura de liderazgo como primer paso. Compartir historias y experiencias vividas es muy impactante”, dijo Han.
“A partir de ahí, en toda la organización, es importante concienciar y normalizar la conversación: no pasa absolutamente nada por hablar cuando uno no se encuentra bien y, a continuación, ser capaces de remitir a los empleados a materiales de formación formales para que las personas y los directivos puedan reconocer los signos y síntomas generales.”
Lucy Pérez, socia principal de McKinsey & Company, añadió: “Hay una cuestión en torno a la forma en que los altos directivos dan ejemplo y muestran vulnerabilidad. Si han utilizado los recursos humanos, tienen que asegurarse de que la gente sabe que están disponibles, pero también que está bien y de hecho se anima a utilizarlos porque toda la organización se beneficia cuando todo el mundo goza de buena salud mental.”
La investigación de Headspace revela que esta cultura de transparencia y de modelos de conducta está creciendo, con una mayoría (89 %) de empleados en 2024 que afirman que sus líderes hablan sobre su propia salud mental, en comparación con solo el 35 % en 2020.
“Una de las cosas que hemos estado promoviendo es la salud integral de la persona”, dijo Sharon E. Smith, Directora Médica Corporativa de Estée Lauder Companies.
“Hablamos de bienestar emocional, espiritual y social. ¿Estás conectado socialmente? ¿Sigues siendo curioso y desarrollando tus habilidades o aprendiendo más? Porque cuando tomas clases o aprendes cosas, eso repercute en tu bienestar social.”
“Y también hablamos de tu bienestar financiero. ¿Tienes la casa en orden, literal y figuradamente? Todas estas cosas están interconectadas y afectan no solo a tu capacidad de ser productivo, sino también a la capacidad de ser productivo de otras personas de tu hogar.”
“Aportamos todo nuestro ser al trabajo, y esa capacidad de aportar todo nuestro ser al trabajo tiene un enorme impacto en tu capacidad de ser productivo”, dijo Pérez.
Smith afirma que ofrecer apoyo a directivos y empleados es crucial, pero que en cualquier organización hay matices que hay que tener en cuenta:
“Tenemos mucha gente trabajando en todo el mundo, haciendo cosas distintas de maneras distintas, en fábricas o en oficinas. Así que no podemos pintar con una brocha gorda en términos de apoyo, y tenemos que ser culturalmente sensibles.”
“Nuestra empresa se nutre del respeto y la comprensión mutuos, pero también de asegurarnos de que nos ocupamos de las poblaciones más pequeñas. Somos un 80% mujeres, pero nos preocupamos por los hombres. Tenemos en cuenta a las poblaciones LGBTQ y a las personas de color, y nos aseguramos de que los matices del apoyo que prestamos tengan en cuenta las diferencias culturales y regionales.”
Artículo extraído de: https://www.revistaeyn.com
Escrito por: Redacción Revista EyN
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Fotografía: yanalya Freepik