Desde la llegada de la contingencia sanitaria, provocada por el COVID-19, miles de empresas alrededor del mundo se vieron obligadas a trasladar sus esquemas y prácticas laborales al mundo digital. Con la modalidad de home office, los colaboradores encontraron nuevas estructuras, metodologías y herramientas de trabajo que permitieran favorecer la comunicación y gestión de equipos, pero también, eventualmente, necesitaríamos una ley o programa que los protegiera.