Las directrices de la OIT abordan la violencia y el acoso con una perspectiva amplia que incluye, además de los espacios laborales, los trayectos, fiestas y viajes de trabajo, así como todas las vías de comunicación interna, incluso mensajes de texto.
México se convertirá esta semana en el octavo país del mundo donde entrará en vigor el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la violencia y el acoso en el entorno laboral.
Dicha herramienta legal, que reconoce múltiples formas de violencias, protege a las personas trabajadoras desde que aspiran a un empleo y contempla a las víctimas de violencia doméstica, se activa en un contexto de grandes cambios y reformas en el ámbito laboral nacional.
Con la ratificación de este convenio, México “confirma el compromiso con la justicia social que plasmó en el artículo 123” de la Constitución de 1957, documento que inspiró la propia Constitución de la OIT, señala en entrevista Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la Oficina de la OIT para México y Cuba. Y se suma a la reforma laboral de 2019, agrega.
Pocos convenios de la OIT han causado tanto interés. No es para menos, porque aborda un problema que no puede sostenerse más: la violencia en el trabajo. El primer gran aporte de este convenio es que define qué es violencia y acoso, que éstos no solamente son físicos y no ocurren sólo en el centro laboral.
En el artículo 1 señala que se trata de comportamientos y prácticas inaceptables o las amenazas de éstos. Se manifiestan una vez o varias. Causan o son susceptibles de propiciar daño físico, psicológico, sexual o económico.
México, “a pesar de tener una Ley Federal de Trabajo sólida y robusta, no tiene bien definido el concepto de violencia” en el mundo laboral, dice Pedro Américo Furtado.
El C190 reconoce además la violencia y acoso por razón de género. Se consideran tal cuando las agresiones son contra alguien por su sexo o género, o si afectan de manera desproporcionada a personas de un sexo o género determinado.
Haber ratificado este convenio permitirá que “la estructura legal mexicana pueda romper prácticas que generan espacios de trabajo no saludables que afectan el proceso productivo”, explica el funcionario de la OIT.
¿De qué trata el Convenio 190?
El convenio que entra en vigor en México el 6 de julio protege a las personas trabajadoras en el sector formal e informal, voluntarias, pasantes y aprendices, a quienes fueron despedidas, a quienes están en busca de empleo o se están postulando a una vacante. Lo mismo cubre a personal subordinado que a directivo.
Aplica en el sector público y privado, en zonas urbanas y rurales. Es válido cuando la violencia ocurre en el lugar de trabajo, pero también en los traslados, viajes laborales, fiestas de trabajo y eventos de formación.
Reconoce que las agresiones se ejercen por medio de las tecnologías de información y la comunicación (TIC), como los programas de mensajería, y ocurren no sólo en los espacios laborales, sino también en alojamientos proporcionados por el empleador y en los trayectos entre el domicilio y el lugar de trabajo.
Una vez que el C190 entre en vigor en el país, el Estado tendrá la obligación de hacer las reformas para incorporar estas disposiciones al derecho interno.
Pero el compromiso adquirido no termina ahí, según el Manual sobre procedimientos en materia de convenios y recomendaciones internacionales del trabajo de la OIT, México tiene que “velar por su aplicación en la práctica”, ya sea por medio de “decisiones judiciales, laudos o convenios colectivos”.
Contexto de cambios en materia laboral
Tras un largo periodo de discusión, la Conferencia General de la OIT —integrada por representantes de gobiernos, trabajadores y empleadores de los Estados miembros— adoptó el Convenio 190 en junio de 2019.
En ese mismo año en México iniciaba la implementación de la reforma laboral. Dicha enmienda a la Constitución y a la LFT dio un giro de 180 grados al sistema de justicia laboral, introdujo cambios en la vida sindical para eliminar la corrupción y estableció medidas para evitar el acoso y la violencia.
“La reforma laboral está permitiendo el diálogo social. O sea que los trabajadores pueden negociar sus condiciones de trabajo con su empleador, como el tiempo de descanso, espacios seguros y saludables, libres de violencia laboral”, detalla Pedro Américo Furtado.
Pero han venido otras reformas desde entonces: la de subcontratación, de teletrabajo, de las “vacaciones dignas”. Además de políticas laborales que antes no se habían implementado, como la de recuperación del salario mínimo y la de formación de jóvenes que no estudian y no tienen un trabajo remunerado.
En medio de todo esto, el C190 es una gran herramienta para acompañar estos cambios, dice el representante de la OIT en México. Y en un país en el que la violencia contra las mujeres en sus hogares, calles y espacios virtuales sigue siendo prevalente, este convenio las ampara.
El C190 va acompañado de una recomendación (R206), la cual propone seis medidas para mitigar el impacto de la violencia doméstica desde el mundo laboral.
“La vulnerabilidad doméstica afecta el papel de la mujer en el lugar de trabajo, lo cual puede generar otros tipos de violencia en su empleo, pues una persona vulnerable está en riesgo de permitir más violencias”, advierte el directivo.
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Blanca Juárez
Enlace del artículo original: https://rb.gy/o4toi
Ilustración: Mohamed Hassan / PIXABAY