Si bien el estrés laboral es provocado en su mayoría por una serie de elementos ajenos a la decisión de los colaboradores, como la sobrecarga de trabajo y la cultura organizacional, hay una serie de acciones que las personas pueden implementar para aminorar el impacto de esta realidad en su rutina cotidiana y su salud mental.

Estaba leyendo hace unos días las noticias sobre el estrés y cómo éste podría contemplarse en el futuro como enfermedad laboral en la Ley Federal del Trabajo. Ésta es una seria preocupación del mundo actual, porque cada vez más personas experimentan altos niveles de estrés, lo que tiene consecuencias negativas tanto para los empleados como para las organizaciones.

El estrés laboral crónico puede desencadenar una serie de problemas de salud, como trastornos del sueño, dolores de cabeza, enfermedades cardiovasculares, ansiedad y depresión. Estas condiciones no sólo afectan la calidad de vida de los empleados, sino también su desempeño profesional.

Este padecimiento puede afectar negativamente la concentración, la memoria y la toma de decisiones. Los empleados estresados tienen más probabilidades de cometer errores, tener una menor productividad y presentar un rendimiento deficiente en comparación con aquéllos que están menos estresados.

Y, como consecuencia, también puede llevar al ausentismo frecuente y a una alta rotación de personal, sin mencionar los costos asociados a esta dinámica negativa.

Revisando información al respecto, y buscando cuáles son los factores que más afectan, me di cuenta de lo siguiente: el estrés laboral está estrechamente relacionado con la organización de la agenda personal y laboral. La forma en que gestionamos nuestro tiempo y organizamos nuestras tareas influye significativamente en nuestros niveles de estrés en el trabajo y, en consecuencia, en el estrés general de cada persona.

Y es que ¿cuántas veces no te ha pasado que un día normal, cuando tienes todo programado, de pronto se empiezan a acumular infinidad de pendientes, llamadas, solicitudes y juntas inesperadas, y el día se termina sin que hayas concluido ni la mitad de lo tenías pensado?

El estrés laboral se origina por distintas razones: sobrecargas de trabajo, falta de control sobre la toma de decisiones y un ambiente de trabajo tóxico, por mencionar algunos, pero la mayoría de estos factores son difícilmente controlables. Usualmente no está en nuestras manos el jefe que nos asignaron o las necesidades que nos demanda la dinámica del propio negocio.

Lo que sí podemos controlar, es cómo reaccionamos ante este ambiente. Lo más recomendable para hacer frente a un entorno altamente demandante es controlar tu agenda y administrar tu tiempo lo más eficientemente posible.

Ante grandes cantidades de estrés, una buena organización nos permitirá sentirnos menos abrumados y nos permitirá ponernos en control de la situación, que aunque pueda ser muy sobrecogedora, se verá menos demandante e incontrolable”.

Algunas de las acciones que se pueden llevar a cabo para mejorar nuestra agenda son:

  • Prioriza tus tareas: Identifica las actividades más importantes y urgentes y dales prioridad en tu agenda. Esto te ayudará a enfocarte en lo esencial y evitar sentirte abrumado por una lista interminable de pendientes.
  • Establece plazos realistas: Asegúrate de asignar suficiente tiempo para completar cada tarea. Los plazos ajustados y poco realistas sólo aumentarán el estrés. Si es necesario, negocia plazos más razonables con tus superiores o colegas.
  • Delega y busca apoyo cuando sea necesario: Si tienes demasiadas responsabilidades en tu agenda, considera la posibilidad de delegar algunas tareas o pedir apoyo a tus compañeros de trabajo. Compartir la carga de trabajo puede aliviar el estrés y mejora la eficiencia.
  • Aprende a decir que no: Aunque todo es importante y en ocasiones urgente, es imposible dar prioridad a todas las situaciones. Aprende a decir que no a solicitudes imprevistas y sugiere alternativas de fechas y horarios que se acomoden a tu agenda, así como otras opciones para dar salida a las peticiones, como un correo electrónico o una llamada.
  • Reserva tiempo para el descanso: Asegúrate de incluir periodos regulares de descanso y recreación en tu agenda. Estos momentos de desconexión te ayudarán a recargar energías y reducir el estrés acumulado.
  • Practica técnicas de manejo del tiempo: Aprende y utiliza técnicas de manejo del tiempo, como sesiones de trabajo más cortas con periodos de descanso intercalados, para gestionar mejor tus tareas y optimizar el tiempo que inviertes en actividades específicas.
  • El estrés laboral es un problema significativo que afecta tanto a los empleados como a las organizaciones, por lo que identificar y abordar sus causas es fundamental para crear un ambiente de trabajo saludable y productivo.
  • Por su parte, las empresas deben implementar medidas que promuevan el equilibrio entre vida laboral y personal, fomentar la participación y el empoderamiento de los colaboradores, así como crear políticas que aborden temas de bienestar y salud.

Además, es esencial proporcionar recursos de apoyo como capacitación en el manejo del estrés. Al hacerlo, no sólo se mejora la calidad de vida de los empleados, sino que también se fortalece la organización en su conjunto.

¿Está tu empresa preparada para asumir este desafío?

*Las opiniones aquí planteadas representan la visión de la autora y no implican un posicionamiento de Prosa.

Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx

Escrito por: Arianna Prasio

Enlace del artículo original: https://tinyurl.com/mr3uv9xm

Ilustración: xaviandrew / PIXABAY