Tal vez pudiera parecer increíble, pero es cierto, ya se cumplieron dos años de la entrada en vigor de una de las reformas laborales más grandes que ha tenido México, la cual prohíbe la subcontratación de personal y permite la subcontratación de servicios especializados.

Dicha reforma ha estado acompañada de falta de claridad e información incorrecta, lo cual ha provocado inseguridad, desconfianza e incertidumbre al considerarla como algo perjudicial, siendo estos los principales retos que las organizaciones tienen que reconocer y enfrentar.

Cuando hablo de información incorrecta y falta de claridad, debemos comenzar entendiendo que la subcontratación de personal, que no es otra cosa más que poner a disposición o dotar de fuerza de trabajo, se tiene que relacionar con el anglicismo staffing, es decir, lo que se prohíbe en el Artículo 12 de la Ley Federal de Trabajo es el staffing y no el outsourcing.

Ahora bien, que lo que significa el anglicismo outsourcing no es otra cosa más que la contratación de fuentes externas de servicios, procesos y/o creación de bienes.

Por lo tanto, lo que se permite y refiere en los artículos 14 y 15 de la LFT es la contratación de estas fuentes externas de servicios procesos y/o creación de bienes que están definidos en la misma como la subcontratación de servicios u obras especializados con la condición de que no deben formar parte ni del objeto social ni de la actividad económica preponderante del contratante.

Debemos entender que la contratación de fuentes externas de servicios, procesos y/o creación de bienes (conocidos ahora como servicios especializados), es la externalización de cualquier proceso organizacional o función potencial que es vital para el correcto funcionamiento de la cadena de suministro de una empresa contratante hacia un contratista y en donde el entregable es mucho más eficiente y con un mejor valor añadido del que pudiera obtener si lo realizara internamente el contratante, debido a que el contratista cuenta con una mayor competencia y conocimiento, así como que las empresas no tienen limitante alguna para poder modificar su objeto social tomando en consideración la nueva realidad legislativa y operativa de las organizaciones.

Por otro lado, cuando me refiero a inseguridad, desconfianza e incertidumbre tenemos que reconocer dados los retos antes referidos, que en México la contratación de fuentes externas de servicios, procesos y/o creación de bienes se encuentra en un nivel de inmadurez y falta de conocimiento; por ello considero importante trabajar en un proceso educativo intenso con información certera y veraz que genere un cambio radical en la concepción y pensamiento relacionados con este tema.

Sin embargo, nunca es tarde, por lo que, en mi opinión, todas las organizaciones en México pueden aprovechar la oportunidad y evaluar si son susceptible de considerar la contratación de fuentes externas de servicios, procesos y/o creación de bienes como parte de su estrategia de negocio al responder las siguientes preguntas: ¿existen procesos que requieren atención especializada y que por falta de conocimiento y competencia detienen el avance de tu empresa?, ¿invierten mucho tiempo y dinero en tareas que son distintas a la competencia de tu negocio?, ¿existen actividades secundarias dentro de tu empresa de las cuales no tienes dominio y te generan problemas que te impiden atender las funciones principales de tu negocio?, ¿cuentan con una función responsable de resolver problemas específicos, pero no está entregando el resultado adecuado?

En mi experiencia, toda organización al contratar una fuente externa de servicios, procesos y/o creación de bienes debe de tener como objetivos principales reducir costos operativos, elevar la calidad de los productos y servicios, eliminar riesgos por falta de personal calificado, crear redes de colaboración apoyo y diversidad, así como, delegar responsabilidades con la finalidad de alcanzar varias ventajas competitivas, tales como, un aumento de la competitividad empresarial, reducción de ineficiencias, tiempos de producción e incidencia de errores, ayuda para aprovechar los conocimientos y recursos tecnológicos sin necesidad de realizar mayor inversión, incremento en la seguridad y confianza, así como, la eliminación de contratiempos y complicaciones en la ejecución de los procesos.

Desde mi punto de vista, las organizaciones en México que busquen beneficiarse de forma positiva utilizando adecuadamente y como parte de su estrategia la subcontratación de servicios especializados deben iniciar identificando claramente la actividad principal para la que fueron creadas, así como su realidad operativa, ya que de eso dependerá la correcta definición del diseño, enfoque estratégico operativo y de recursos, que los ayude a identificar qué procesos deben permanecer internalizados, y cuáles pueden ser externalizados.

Aceptémoslo, cualquier organización en México, sin importar el tamaño, industria o sector que busque impulsar el correcto ritmo de crecimiento, flexibilidad y agilidad para competir de forma exitosa en este nuevo ordenamiento mundial, en donde las cadenas de suministro están en pleno rediseño y reestructura dentro de un mercado global, volátil, incierto, complejo y ambiguo, deben perder el miedo y trabajar en el diseño, así como en la ejecución de una estrategia que incluya la utilización de fuentes externas de servicios, productos y/o bienes, definidos en nuestros país como servicios especializados, para poder alcanzar mejores resultados y aprovechar todas las ventajas y beneficios que les generará a las empresas en México, la relocalización de la producción de bienes y servicios a la región de América del Norte.

Artículo extraído de: https://expansion.mx

Escrito por: Gabriel Aparicio

Enlace del artículo original: https://tinyurl.com/5fsc44p9

Ilustración: Mohamed Hassan / PIXABAY