La depresión, el más común entre los desórdenes mentales en el mundo, es dos veces más frecuente en mujeres que hombres, según la Organización Mundial de la Salud.

Durante los últimos dos días, la conversación no ha parado de girar sobre la decisión que tomó la gimnasta olímpica Simone Biles de abandonar su participación en las finales individuales de gimnasia artística en Tokio 2020, para priorizar el cuidado de su salud mental.

Ha sido un poderoso mensaje que debe llevar a poner el tema sobre la mesa, más allá del ámbito deportivo. La depresión, la más común entre los desórdenes mentales en el mundo, es dos veces más frecuente en mujeres que hombres, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para los trastornos afectivos y de ansiedad, la mediana de la brecha de tratamiento es 47.2% en América del Norte y 77.9% en América Latina y el Caribe, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud.

El gasto público promedio que se destina a atender la salud mental en toda la región es de apenas 2% del presupuesto de salud, y más de 60% de este presupuesto se destina a hospitales psiquiátricos.

En ese contexto, y ahora con un referente tan mediático como el de la máxima gimnasta de la historia, se debe revisar en qué condiciones las mujeres podrían abordar temas relacionados con la salud mental en sus centros de trabajo.

Según un estudio elaborado en 2018 por Erika Villavicencio Ayub y Gladys Martínez Santiago, académicas de las facultades de Psicología y Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 85% de las organizaciones mexicana no cubrían entonces las condiciones para garantizar que sus colaboradores tengan un balance entre vida personal y trabajo, lo cual propicia trastornos físicos y psicológicos.

Mayela Padrón, psicóloga y terapeuta en el Hospital Juárez, asegura que desde en octubre de 2018 que se publicó en el Diario Oficial de la Federación la NOM-035, que analiza los factores de riesgo psicosocial en el entorno laboral, se han fijado elementos para identificar, analizar y prevenir estos elementos, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.

“La NOM 035 pide que empresas de más de 50 personas tengan un psicólogo para vigilar cómo está el equipo de trabajo. Pero si una mujer no cuenta con ello en el trabajo, tendría que buscarlo por su parte, sobre todo cuando lidia con conflictos ya no puedan resolverse sólo hablando y que impliquen tomar otras decisiones como renunciar a un trabajo, cambiarse de trabajo o estado civil”, dijo.

No obstante, no es frecuente que las mujeres sientan confianza para hablarlo en el trabajo por miedo al estigma, que está ligado también al género, advierte, pues es más común para ellas que reciban como respuesta que exageran o que se es una persona “floja”.

Identificar focos rojo

Padrón prioriza que una mujer sea capaz de identificar su propio estado general de salud mental.

“Tu cuerpo te da señales cuando algo no anda bien. Lo primero que cambia son factores de sueño o alimentación, por ejemplo: tener dificultad para conciliar el sueño, tener sueños extraños que no permiten descansar. O también se te va el apetito o comes más de lo habitual”, describe.

También asegura que es común estar más irritable o perder interés por cosas que solían disfrutar.

Margarita Cerviño, psicoterapeuta y conferencista empresarial, asegura que una determinante en la detección y atención de problemas psicológicos es cómo se enseña a socializar a mujeres y hombres. “Por eso muchas mujeres creen que las respuestas emocionales como llanto, ansiedad, tienen que ver con una debilidad. Pero éstas tienen que ver con ideas muy conservadoras y desinformadas”, dice.

Cerviño trabaja con dos selecciones nacionales deportivas y hace sesiones por separado, porque son equipos distintos, pero cuando hace sesiones en conjunto, asegura que quienes se expresan más sobre cómo viven un proceso son las mujeres y que ése es el único beneficio para poder empezar a trabajar con ellas.

En ese sentido, María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, explicó durante una conferencia en 2020 que las mujeres y las niñas se ven especialmente afectadas en el contexto de la pandemia porque asumen una gran parte del estrés en el hogar.

“La socialización de las mujeres en el marco de la división sexual del trabajo las ha puesto en una posición de postergación de sí mismas y desproporcionadamente pendientes de las necesidades de las demás personas. A medida que la pandemia profundiza el estrés económico y social, la violencia contra las mujeres está intensificando lo cual tiene graves consecuencias para la salud mental de las mujeres”, dijo.

¿Cómo subir a las empresas?

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 4% del Producto Interno Bruto (PIB) global se pierde cada año a causa del estrés, depresión y ansiedad que genera el trabajo, de la mano con los accidentes laborales.

“¿Quieres mayor productividad y mejores posibilidades, más innovación y más disposición? Trabaja en la salud mental, porque una persona equilibrada mentalmente es mucho más eficiente”, asegura Cerviño.

La también conferencista considera que los empleadores y empleadoras necesitan entender que sus equipos deben tener espacios de descanso y recuperación. Y para ello, deben invertir en la salud mental de la fuerza laboral.

Para Ximena Márquez, psicóloga laboral, el cuidado de la salud mental de un equipo de trabajo depende en gran medida de la conciencia que puedan tener líderes para atender estos aspectos y además asegurarse de que se cumpla con una estrategia de cuidado a nivel operativo y administrativo.

“Estoy convencida de que en medida en que las mujeres estén involucradas en estas decisiones se puede incentivar más el cuidado a la salud mental porque la mayoría de ellas son madres, cuidadoras y son polifacéticas”, dijo.

Para ello recomienda establecer canales para que el equipo pueda tener acceso vía remota a psicólogos para manejar las crisis de ansiedad.

Noticia extraida de: https://mujeres.expansion.mx/

Escrita por: Ana Grimaldo

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