La agenda de política laboral ha registrado grandes cambios en los últimos años que abarcan desde la recuperación del salario mínimo hasta una miscelánea de nuevos derechos para las personas trabajadoras, cambios en los que ha jugado un rol clave la STPS.
Hemos dicho aquí que el viejo dinosaurio del régimen de relaciones laborales e industriales mexicano aún sigue presente. Pero eso no ha impedido la gran ola de acciones emprendidas para cambiar y dignificar el mundo del trabajo en el país, cerrando la brecha que nos separa de un modelo de empleo decente. Ni debe impedirnos verlo.
A continuación los siete cambios laborales más relevantes:
» 1. Cambiando los salarios de los más pobres
Mientras China se convertía en el taller del mundo en las décadas previas, México se convirtió en la gran fábrica de pobres. Los gobiernos priistas y panistas pusieron un gran empeño en lograrlo, pues no estaba en su agenda otra manera de atraer inversiones que vaciar, ad nauseam, el bolsillo de los trabajadores. El empeño redituó. México devino en el paraíso del dumping social, con salarios tan ridículos que no daban ni la media salarial de Centroamérica y el Caribe. No importó que el precio fuese elevar la marginalidad social a niveles brutales.
AMLO vino a cambiar esta historia con sus decisiones de incrementar los salarios mínimos año con año, así como con la reforma legal para establecer que los incrementos a éstos no sean menores a la inflación. Al llevarlos de 88.3 a 207.4 pesos diarios, el salario real se ha movido de 88 a 147 pesos (2018-2023). Con ello la pobreza laboral –los trabajadores que no les alcanza para comprar una canasta básica de alimentos— ha disminuido dos puntos (Esquivel, 2023).
México ya no tiene más los salarios peores de América Latina, pero aún son de media tabla y menores a los de Guatemala, Panamá y El Salvador –sin mencionar los de Costa Rica que son cerca del doble.
» 2. Poniendo a funcionar la reforma más efectiva en la historia: la ley de subcontratación
La subcontratación –bien sabemos– se había convertido en otro de los paraísos de los (mal) empleadores del país, donde eludían salarios, prestaciones, seguridad social y miles de millones de pagos al fisco. Otra tanta de las razones atrás de la precariedad extrema del trabajo y la bancarrota de las instituciones de seguridad social.
La reforma 2021 erigió un alto a todo ello con la prohibición expresa de la subcontratación, restricciones a la tercerización y servicios especializados, más sanciones elevadas para quienes persistan en violar la ley. Lo hemos demostrado con la automotriz, la subcontratación que en ella se había disparado en rangos del 17 al 40% en ramas de actividad específicas se ha aplanado dramáticamente hasta llegar a cero en algunos casos.
» 3. Reforzando los derechos de las trabajadoras del hogar
La reforma de 2019 incluyó ya la obligación de reconocer los derechos de éstas como trabajadoras. En 2022 se avanzó en modificar la ley del IMSS para hacer obligatoria su afiliación. Es un avance importante para un grupo social extenso y extraordinariamente desprotegido.
Al cierre de 2002, de acuerdo con datos de la ENOE, este segmento se integró por 2.5 millones empleadas en labores domésticas, con una escolaridad de ocho años y un ingreso promedio de 3,829 pesos –3,767 pesos en el caso de mujeres–. Es decir, asumiendo el salario mínimo de 2023 (3,153 pesos), apenas ganan 1.2 salarios. De manera que llevar seguridad social que podrá darles acceso a servicios médicos, pensiones y fondos de retiro, entre otros, es por demás plausible.
» 4. Atacando el desgaste del trabajo
La reforma para unas “vacaciones dignas” de los trabajadores mexicanos se aprobó en 2022, para entrar en vigor en 2023, significando que no podrán ser menores a 12 días al año, con un incremento gradual de dos días por año hasta sumar 20, en tanto a partir del sexto año aumentarán en un día por cada cinco de servicio.
Los seis días de vacaciones que hasta aquí se tenían nos colocaban como una de las naciones con menos vacaciones, casi al nivel de los peores –tipo China, Filipinas y Liberia con cinco días–. El progreso es notable en este elemento crítico para mejorar las condiciones laborales y la calidad de vida –con el derecho al descanso–. Sin embargo, aún distamos de los parámetros de OIT, que piden vacaciones de tres semanas laborables al primer año (Convenio 142-1970).
Por eso, el relieve de la reforma conexa, la llamada 5×2, que pretende reducir la semana laboral de 48 a 40 horas col dos días de descaso por cada cinco de trabajo. La premisa es inescapable: Con sus 2,128 horas de trabajo anuales promedio, los mexicanos son los trabajadores que más horas laboran en América Latina y dentro de los países de la OCDE (cuyo promedio superamos con 412 horas). El tema: La ley 5×2 espera aún aprobación.
» 5. Regulando las nuevas formas de trabajo; conteniendo la “uberización”
Las tecnologías digitales están aquí para derrumbar el mundo del trabajo de fábricas, aulas, relojes y oficinas como lo conocemos. Representan grandes ventajas, como la ubicuidad, extensión y flexibilidad multifronteras del trabajo digitalizado. Pero también grandes riesgos, como enmascarar e invisibilizar la relación laboral.
Por eso la relevancia de las reformas al artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) para regular el teletrabajo o home office, reconociendo la existencia de la relación de trabajo en lugares distintos al establecimiento patronal.
La regulación afirma obligaciones para los empleadores como proveer el equipo de trabajo, pagar servicios de telecomunicación y electricidad, desconexión al término de la jornada laboral, perspectiva de género que permita conciliar la vida personal, además de las prestaciones de ley. Mas recientemente se emitió la NOM-037-STPS-2023 extendiendo las obligaciones a quienes laboren más de 40% de su tiempo en modalidad teletrabajo.
La uberización del mundo del trabajo es mucho más que esto. Pero ahora se tiene un buen inicio para enfrentarla.
» 6. Tomando las medidas para cumplir con los tiempos previstos en la reforma laboral
Se trataba de hacer que ocurrieran los procesos de legitimación de los contratos colectivos y arrancar el nuevo sistema de justicia laboral. Ni más ni menos. Se dice fácil, pero ha precisado de una labor titánica, desde 2019, para crear nuevas estructuras, programas y reglas en medio de una madeja de grupos de poder e intereses establecidos.
Esto ha supuesto la instrumentación del CFCRL, los tribunales laborales y los centros locales de conciliación. Adicionalmente, los esfuerzos han debido bregar un concierto adverso para obtener cada centavo de muchos recursos faltantes.
» 7. Miscelánea para agregar a la dignificación
Es una miscelánea para felicitarse: Normas para dar licencias a padres trabajadores con hijos con cáncer; papas trabajadores con acceso a guarderías del IMSS; seguridad social para parejas del mismo sexo.
Atrás de cada una de estas iniciativas, al lado de cada uno de estos logros, ha estado la labor de la STPS. No hay ninguna otra dependencia de gobierno que pueda listar trabajo y realizaciones, en su ámbito de competencia, siquiera cercanos –ya no digamos equivalentes–. Reconocer lo realizado y sus realizadores, aún con el dinosaurio encima, es también parte de un balance debido.
*El autor coordina la Red Innovación y Trabajo en la Industria Automotriz Mexicana (RedItiam) y el Grupo Interdisciplinario de Transporte Eléctrico y Movilidades Avanzadas (TEAMs). Es miembro del TinkTank para el Transporte Eléctrico Estados Unidos-México de la Alianza MX de la Universidad de California y la SER.
Artículo extraído de: https://www.eleconomista.com.mx
Escrito por: Alex Covarrubias V.
Enlace del artículo original: https://bit.ly/46gNum9
Ilustración: Megan Rexazin / PIXABAY