El home office tiene distintas modalidades que, de no ser comprendidas, los beneficios serían limitados con riesgos crear ambientes laborales malos, advierte MERCER.
La primera variante es «el trabajo desde casa».
“Esta modalidad tiene lugar cuando los empleados trabajan desde sus domicilios particulares en lugar de hacerlo en una oficina. Trabajar desde casa ha permitido a las compañías mantener la continuidad del negocio durante la pandemia, y algunos empleados consideran que mejora el equilibrio entre su vida laboral y personal”, explica.
Sin embargo, no todo es “miel sobre hojuelas”.
Entre los aspectos negativos que tiene esta modalidad es cómo mantener la cultura de la compañía, cómo crear equipos eficaces e incluso cómo plantear las cuestiones relativas al equilibrio entre la vida laboral y personal. Agrega que cuando un expatriado trabaja desde su casa en el país de destino, esto podría generar desafíos adicionales relacionados con la seguridad y la integridad en la fuerza laboral local.
“En un sentido amplio, también puede referirse a los asignados virtuales que trabajan desde su país de origen”, alerta.
MERCER asegura que otra modalidad es el “trabajo flexible”.
Dice que este se refiere a los diferentes escenarios que permiten a los empleados tener más opciones sobre cómo y dónde trabajar. Bien implementado, afirma, podría ser el pilar de una buena propuesta de valor al empleado y podría aumentar la satisfacción de los empleados.
Sin embargo, advierte, para obtener buenos resultados, es necesario contar con normas claras, apoyo práctico y una revisión exhaustiva de los procesos y la cultura de la compañía.
“El trabajo remoto es un aspecto del trabajo flexible”, destaca.
Al referirse al trabajo remoto, otra cara el home office, señala que éste describe todas las situaciones en las que los empleados trabajan fuera del lugar que se beneficia de su trabajo.
“El trabajo remoto puede realizarse desde el hogar o desde otra ciudad o país. El gran éxito del trabajo remoto durante una crisis no debe eclipsar la necesidad de realizar un estudio exhaustivo de viabilidad para comprender su impacto”, resalta MERCER.
Alerta que no todos los puestos de trabajo pueden desempeñarse eficazmente a distancia.
Recomienda que, para implementar el trabajo remoto de manera óptima, es posible que se necesiten cambios en las descripciones de puestos, en los procesos, en el apoyo práctico y en la mentalidad de los empleados y directivos.
Otra vertiente del home office es “trabajar desde cualquier lugar”. Este término, explica, suele utilizarse para enmarcar el trabajo remoto de una manera más atractiva, y va de la mano con la idea del trabajo flexible.
“Los dueños de empresa y gerente de primera línea utilizan esta expresión para demostrar la voluntad de sus organizaciones de ser más flexibles, ágiles y adaptarse a las expectativas de sus colaboradores. Promete mejorar la experiencia del empleado y aumentar la resiliencia empresaria”, detalla.
Sin embargo, el riesgo es que la promesa siga siendo vaga y difícil de implementar en la práctica.
“¿Significa literalmente en cualquier parte del mundo, o existen limitaciones? ¿Es aplicable solo dentro de un país determinado por cuestiones de cumplimiento normativo? ¿El acuerdo es temporal o permanente? ¿Los empleados pueden trabajar algunos días de forma remota y otros en una oficina, quizás con un calendario que ellos mismos establezcan?”, cuestiona MERCER.
Noticia extraída de: https://elpulsolaboral.com.mx
Escrita por: Arturo Rivero
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