Una de las grandes consecuencias que han experimentado los trabajadores y profesionistas tras dos años de pandemia, es el estrés laboral, convertido en un problema grave, mismo que se incrementó debido a múltiples factores, entre los que se encuentran, tratar de equilibrar el trabajo con las tareas de casa y vida en familia, temor al contagio por Coronavirus SARS-Cov 2, reestructuras organizacionales, cierre de empresas, temor a perder el empleo, necesidad de obtener ingresos extras, exigencias de desempeño mayores y la pérdida del respeto por los horarios de trabajo, lo cual se ha asociado con un impacto negativo en su bienestar.

María José Nogueda Orozco, especialista en psicología de la Universidad del Valle de México, Campus Veracruz, advirtió que entre las principales causas que provocan el estrés laboral en México se encuentran: las preocupaciones económicas, un ritmo de trabajo acelerado, entorno laboral, liderazgo inadecuado, incertidumbre, mala organización del propio empleado o de su lugar de trabajo, equipos de trabajo ineficientes y demandas excesivas, tener altos niveles de responsabilidad, mala comunicación y, definitivamente, la ausencia de un equilibrio entre el trabajo y la vida personal y no contar con tiempos de descanso. 

Señaló que a raíz de la pandemia de COVID-19, dentro del mundo laboral -en aquellas industrias que sus condiciones de infraestructura y contexto lo permitieron- se generó un proceso acelerado de implementación e incorporación al teletrabajo, buscando mantener la continuidad de las operaciones sin poner en riesgo a los trabajadores y a las mismas empresas. 

De acuerdo con la especialista de la Universidad del Valle de México, el estrés laboral no solo perjudica la salud del trabajador, sino que repercute a nivel organizacional y disminuye la productividad de una empresa. De acuerdo con un estudio de la Organización Internacional del Trabajo del 2021, reveló que México es uno de los países con mayor estrés laboral junto a Estados Unidos y China. Por su lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso el estrés como una de las enfermedades del siglo XXI. 

Ante estas circunstancias los trabajadores, han presentado algunas afectaciones en su salud, entre las afectaciones físicas, pueden ir desde dolores musculares, cefaleas, tensión, cansancio constante o fatiga crónica, malestares gastrointestinales como colitis, gastritis, fluctuaciones en el peso, problemas en la piel, aumento de la presión, bruxismo, cambios en el apetito y alteraciones en el ciclo del sueño, como el insomnio.  

Por otro lado, el estrés laboral causa daños psicológicos; generando cambios en el humor como irritabilidad, intolerancia, síntomas como ansiedad y angustia, falta de motivación, deterioro en la memoria, reducción de la capacidad de solución de problemas y aprendizaje, e incluso síntomas depresivos.  

“El conjunto de estos síntomas y su presencia de forma crónica puede desencadenar el síndrome de burn out o síndrome del trabajador quemado, caracterizado por un desgaste cognitivo, afectivo y de comportamiento. Lo que puede llegar a alterar la personalidad y autoestima del trabajador, se pierde el interés y desarrolla una reacción negativa hacia su ocupación laboral”, agregó María José Nogueda Orozco. 

Artículo extraído de: https://mexico.quadratin.com.mx

Escrito por: Armando Téllez Flores

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