¿Hasta qué punto el estrés es bueno para motivar a una persona y en qué momento puede convertirse en un factor que afecta la productividad?

Todo depende del nivel. El estrés puede ser un vehículo motivacional, ya que estimula el sistema inmunitario, mejora las funciones cognitivas y aumenta la concentración y la proactividad. Pero, en niveles altos, afecta la salud física y mental de una persona y supone la diferencia entre tener una buena o precaria calidad de vida.

“Puede causar problemas como insomnio, burnout e incapacidad para gozar de las actividades que antes se disfrutaba hacer; neurológicos como visión borrosa, pérdida de atención y memoria; digestivos como gastritis, colitis, estreñimiento, o cutáneos como sudoración y alopecia, por mencionar algunos”, advierte Esperanza Martínez, cirujana especialista en cultura e higiene laboral y socia de la consultora Evexia Bienestar Psicoemocional.

En el ámbito laboral, los principales factores de estrés son la carga de trabajo y las jornadas extensas. El 56% de los ejecutivos en México coincide en que las exigencias de su cargo, junto con la cantidad de responsabilidades que tienen, les representa un nivel alto de estrés que afecta su productividad y estado emocional, según datos de la plataforma de diagnósticos y medición de talento evaluar.com, que encuestó a 12,000 empleados, de enero a mayo de 2021.

Con el COVID-19, en la lista sigue la interferencia en la relación trabajo y familia, la falta de control, incertidumbre, la pérdida del empleo, la reducción salarial, el fallecimiento de algún familiar y el padecimiento de otras enfermedades, incluida la obesidad y el sobrepeso.

Ariel Almazán, director de Consultoría en Salud para la firma de soluciones integrales Mercer Marsh Beneficios México, señala que, en promedio, los empleados aumentaron 8.5 kilos desde que comenzó la pandemia.

“La gente ha engordado no porque esté trabajando desde casa, sino porque el cortisol es una hormona que se libera como respuesta al estrés. La suma de ambos se asocia con el aumento de apetito y de peso”, explica Jorge Rosas, CEO de WeWow, una consultoría de Recursos Humanos.

Al respecto, Martínez detalla que no a todos les afecta por igual un mismo estresor o factor de estrés. Sin embargo, sí reitera que el estrés elevado, debido a la sobreexigencia constante, genera una reacción negativa, en lugar de ser un aliado que fomente la creatividad, inteligencia, productividad y motivación laboral.

El punto medio del estrés

Jorge Rosas suele preguntar a los líderes con qué sueña su gente. Nueve de cada diez no lo sabe. Tal vez no sea necesario preguntar directamente esto, pero el directivo cuestiona cómo un líder puede ayudar a los miembros de su equipo si no los conoce, no tiene idea de cómo se les facilita aprender o cómo trabajan mejor, de qué los tensa, y qué los hace felices.

“Las empresas pretenden disminuir el estrés con más sesiones virtuales, ya sea de yoga o de consejos de bienestar, pero nadie quiere eso. Lo que quieren los empleados es desconectarse. ¿Por qué no mejor les das una hora extra o una semana de vacaciones para que estén con su familia y hagan lo que les gusta hacer? La diversión y las endorfinas es lo que realmente mitiga el cortisol”, señala Rosas.

Para llevar a la gente a un estrés saludable, o de ‘bienestrés’, menciona Maru Schietekat, especialista de la empresa de bienestar Casa Alaya, los líderes deben dedicar un tiempo de calidad a su equipo. Trazar y seguir evaluaciones de desempeño, reorganizar las cargas de trabajo, soltar la soga y permitir que cada persona vaya a su ritmo, sin descuidar el valor propio de la responsabilidad.

La idea es encontrar el punto medio. Que el nivel de estrés y la capacidad de cada persona empaten para que ésta pueda resolver el reto que se le pone en frente, sin pasarse de la línea. Si hay un correcto balance, entonces incrementa la productividad y la motivación.

Por eso es crucial que el líder conozca bien a su equipo, pues si da un reto menor a una persona que tiene mayor capacidad hará que entre en una zona de confort. Pero si el reto es mayor a la capacidad –en cuestión intelectual o de resistencia física y mental- o demasiada carga de trabajo, genera estrés laboral y burnout.

Los especialistas consultados aseguran que el equilibrio solo se logra con la confianza que se deposita en el talento y al reconocer que el papel del líder es acompañar y guiar en el proceso de crecimiento de cada integrante del equipo. Su labor, puntualizan, no es vigilar, y menos aun que en la era del home office intente mantener el control a través de mensajes instantáneos o videollamadas, tan pronto comienza la jornada laboral y de manera constante para verificar que los empleados están conectados y trabajando.

“Estas viejas prácticas solo suben el nivel de estrés. Hoy el líder debe ser más flexible y compasivo, sobre todo, consigo mismo porque nadie da lo que no tiene. Tú no puedes motivar o cuidar a alguien si no te cuidas a ti primero. Y si tu batería está en rojo, entonces cómo le vas a pasar pila a alguien. Es imposible”, señala Rosas.

La realidad laboral ya es otra y no volverá a ser como era antes de la pandemia, agrega Almazán. En este tenor, las organizaciones tendrán que anticiparse a los factores de riesgo psicosocial que puede enfrentar su talento en general, mediante nuevos pilares en su estrategia de salud laboral y fomento al liderazgo consciente.

En el camino que decidan tomar, es importante que haya una correcta personalización y atención a los menesteres de cada trabajador. Algunas preguntas eje son ¿qué estoy ofreciendo a los empleados?, ¿cómo se sienten con ello?, ¿qué tengo que reforzar en cada uno?, ¿realmente los estoy escuchando? y ¿qué tan bien los conozco?

Noticia extraida de: https://expansion.mx/

Escrita por: Nancy Malacara

Enlace de la noticia original: https://bit.ly/3oICE3g