En México, Argentina, Chile, Uruguay y Costa Rica está permitido quitársela en espacios abiertos; Colombia, Perú, Paraguay y Bolivia mantienen la obligatoriedad de portarla
El movimiento para liberar el uso de mascarillas continúa en todo el mundo. ¿Es ahora realmente el momento de adoptar medidas de relajación en relación con el COVID-19? ¿Y cómo se introduce el tema en el ambiente laboral?
En el panorama latinoamericano hay casos como el nicaragüense, donde la mascarilla nunca fue obligatoria. En México, Argentina, Chile, Uruguay y Costa Rica está permitido quitársela en espacios abiertos, con restricciones en el transporte público. Sobre México, conviene recordar que las disposiciones varían por estado. Colombia, Paraguay y Bolivia mantienen la obligatoriedad de portarla, en Perú los ingresos a cualquier sitio están restringidos para quienes usan doble mascarilla.
En este escenario salta a la vista el caso de Brasil: al menos diez estados y el Distrito Federal han eliminado el uso de mascarilla en interiores. A raíz de este proceso, un buen número de prefecturas también están adoptando la medida, en un momento en que las cifras de nuevos contagios y muertes siguen una tendencia estable o a la baja. São Paulo anunció el jueves pasado (17) que la máscara ya no sería obligatoria en interiores. El fin del requisito se aplica a los 645 municipios del estado, todos con la mayor parte de la población inmunizada.
“Con el control de la pandemia podemos caminar sin la obligación de usar mascarilla en ambientes cerrados, obviamente en ambientes abiertos también, como se dio a conocer la semana pasada. El uso de mascarilla es opcional. Recomendamos a todos los ciudadanos a seguir lavándose las manos. Que todos contribuyan para que ya no necesitemos usar máscaras”, dijo el gobernador de São Paulo, João Dória.
Pero el requisito aún se aplica en hospitales, servicios de salud, transporte público y estaciones de metro y tren, así como terminales de autobuses. En los aeropuertos y aviones también se continúa usando protección.
El estado de São Paulo ya había abolido la obligación a principios de mes en espacios abiertos como calles, plazas, parques, patios de escuelas, estadios de fútbol, centros de eventos abiertos y pistas de carreras. La exigencia de máscaras comenzó en mayo de 2020 y preveía una multa de poco más de 110 dólares.
“La Ley Federal que establecía el uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos dejó de estar vigente el 31 de diciembre de 2020. No habrá uniformidad en la regla de dispensa del uso obligatorio de mascarillas. Pero en algunos casos específicos, el uso continuará, por ejemplo, en las áreas de salida de los aeropuertos debido a las normas de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa)”, evalúa Lucas Cherem de Camargo Rodrigues, de Manesco, Ramires, Perez, Azevedo Marques, Sociedade de Advogados.
Pasaporte de vacunas
Al mismo tiempo que se liberan las mascarillas, sigue siendo obligatoria la presentación de la cartilla de vacunación completa. Desde septiembre del año pasado, la Ciudad de São Paulo exige el recibo solo para eventos con más de 500 personas. Con el aumento de la contaminación por la variante ómicron y tras la cancelación del carnaval callejero de 2022, la capital paulista decidió exigir pasaporte para todos los eventos realizados en la ciudad.
En Pernambuco y Rio Grande do Norte solo se permite la entrada a bares y restaurantes con la presentación del pasaporte de vacunación completo, con dos o tres vacunas, según la edad. En Bahía, el uso del transporte público interurbano solo está permitido con comprobante. Así, solo las personas vacunadas podrán transitar en transporte público.
Estas medidas generan mucha discusión en la sociedad. Algunos argumentan que el requisito del pasaporte viola el derecho a la libertad de elección y de ir y venir. Otros apoyan las medidas, pues son necesarias para contener el avance de la pandemia y sentirse más seguros. Según DataFolha, en enero de 2022, el 81 % de los encuestados estaba a favor de exigir un pasaporte de vacuna.
Usar mascarilla sigue siendo obligatorio en el trabajo
La flexibilización del uso de mascarillas en algunas ciudades y estados no afecta la obligación de suministro y uso de mascarillas en el ámbito laboral, ya que las prefecturas y estados no tienen competencia para regular en materia laboral. El abogado Iván Nogueira Lima, del área laboral de Demarest, explica la Ordenanza Interministerial al realizar trabajos presenciales en ambientes compartidos o en aquellos donde hay contacto con otros trabajadores o público.
“Como es obligación del empleador suministrar, orientar y supervisar el uso, permitir que los empleados realicen sus actividades sin el uso de mascarillas representaría una violación de la normativa laboral y un riesgo de responsabilidad ante una posible contaminación. El empleado, a su vez, tiene la obligación de usar la mascarilla, so pena de ser sancionado», destaca el especialista.
De acuerdo con el especialista, vale aclarar que la flexibilización del uso de mascarillas no autoriza a los empleados a negarse a regresar al trabajo de manera presencial. Incluso en los momentos más graves de la pandemia, el trabajo remoto era solo una prioridad no obligatoria, ni siquiera para trabajadores pertenecientes a grupos de riesgo.
Claudio Dias de Castro, abogado laboralista de Martinelli Advogados, explica que en algunos lugares cerrados o eventos con aglomeración de personas es fundamental tener reglas de control y restricciones, entre otras cosas porque el estado de calamidad pública y pandemia sigue vigente.
“Estos nuevos decretos tienen efectos sobre la población en general, sin embargo, sus efectos no son de aplicación inmediata en las relaciones laborales. Esto se debe a que los empleadores todavía están obligados a proteger la salud de sus empleados en el lugar de trabajo. No solo eso, considerando el alto índice de transmisión de la Covid-19, la preocupación se extiende a los trabajadores tercerizados, clientes y proveedores”, evalúa.
Cristina Buchignani, especialista en Derecho Laboral y socia de Costa Tavares e Paes Advogados, menciona que el empleador podrá exigir al empleado su uso en absolutamente cualquier situación, para prevenir posibles contaminaciones. “De hecho, incluso es recomendable que la porte. El empleador es responsable de mantener un ambiente de trabajo saludable y libre de riesgos”.
Próximamente, según los expertos, la reducción de restricciones debería extenderse a organismos públicos y tribunales.
“Las audiencias y las sesiones de juicio cara a cara deberían reanudarse con el tiempo, pero la eficiencia de las plataformas en línea para este acto también llegó para quedarse. Tendremos modelos híbridos muy bien desarrollados para diversas actividades, pero esta vez mucho más por la practicidad y eficiencia que aportan que por la exigencia derivada de la calamidad pública. La vía de las soluciones digitales se allanó durante la pandemia y lo que vemos es el rápido desarrollo de nuevas herramientas, entornos y oportunidades vinculadas a esto”, dice José Nantala Bádue Freire, especialista en derecho civil de Peixoto & Cury Advogados.
Para Dyna Hoffmann Assi Guerra, socia y directora general de SGMP+ Advogados, independientemente de que se requiera o no el uso, cualquier ciudadano que desee seguir usando la mascarilla puede hacerlo, porque sigue siendo el principal aliado para la prevención no solo de transmisión de COVID-19, sino de otras enfermedades.
“Sin embargo, una vez permitido el uso, en cualquier ambiente o solo en espacios abiertos, no corresponde al individuo exigir el uso de otros, pues no existirá base legal para ello, salvo que se trate de ambientes y actividades específicas que comporten un riesgo mayor», explica.
Artículo extraído de: https://lexlatin.com
Escrito por: Luciano Teixeira
Enlace del artículo original: https://bit.ly/3IvC3tC
En algunos lugares cerrados o eventos con aglomeración de personas es fundamental tener normas y restricciones. / Unsplash, Brian Asare.